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Los tratamientos no farmacológicos y no intervencionistas son útiles para el tratamiento del dolor. De hecho, las terapias física, funcional y conductual han demostrado ser más eficaces para el tratamiento del dolor crónico. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser eficaz en múltiples estudios clínicos con asignación al azar y grupo testigo como tratamiento primario basado en evidencias para el dolor crónico. Las compresas frías o calientes, el masaje y la fisioterapia pueden ser útiles para el dolor musculoesquelético. De la misma forma, los tratamientos de medicina alternativa como acupuntura, quiropráctica, biorretroalimentación, meditación, musicoterapia, imaginación guiada, distracción cognitiva y la creación de marcos de referencia pueden ser útiles para el tratamiento del dolor. Como los problemas psicológicos y del estado de ánimo pueden desempeñar una función importante en la percepción del paciente y en su respuesta al dolor, la psicoterapia, grupos de apoyo, los rezos y el asesoramiento pastoral pueden ayudar en el tratamiento del dolor. La depresión y ansiedad, que pueden surgir como consecuencia del dolor crónico o que pueden alterar la respuesta el dolor, deben tratarse de forma intensiva con antidepresivos y ansiolíticos.
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et al. An update on cognitive therapy for the management of chronic pain: a comprehensive review. Curr Pain Headache Rep. 2019;23:57.
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et al. Acupressure therapy for acute ankle sprains: a randomized clinical trial. PM R Phys Med Rehab. 2018;10:36.
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