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ACTUALIZACIONES CLÍNICAS CLAVE EN LA TROMBOEMBOLIA VENOSA PULMONAR
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Se recomiendan anticoagulantes de acción directa como primera línea para la anticoagulación en la mayoría de los pacientes.
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Debe considerarse la suspensión de la anticoagulación después de tres meses para los pacientes
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– Con factores de riesgo mayores transitorios/reversibles (como fractura de la extremidad inferior o cirugía de cadera o rodilla)
– Que fueron hospitalizados por insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular o infarto miocárdico.
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Las guías respaldan la trombólisis sistémica para la PE de alto riesgo o masiva (con inestabilidad hemodinámica) con bajo riesgo hemorrágico.
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Los pacientes con PE de riesgo intermedio o submasiva tienen un descenso significativo en la incidencia de colapso hemodinámico, pero no obtienen un beneficio en la mortalidad con el tratamiento trombolítico.
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Sin embargo, tienen un incremento en las complicaciones hemorrágicas mayores, incluida la hemorragia intracraneal.
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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Tercera causa cardiovascular más frecuente de muerte en Estados Unidos.
Puede presentarse con uno o más de los siguientes: disnea, dolor torácico, hemoptisis, síncope.
Taquipnea, taquicardia, hipoxia (solas o en combinación).
La estratificación del riesgo con calificaciones clínicas, biomarcadores cardiacos e imágenes ventriculares derechas es clave para el tratamiento.
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La tromboembolia pulmonar venosa, a menudo referida como embolia pulmonar (PE, pulmonary embolism), es una complicación frecuente grave potencialmente letal de la formación de trombos en el interior de la circulación venosa profunda. La PE constituye la tercera causa de muerte en pacientes hospitalizados. A pesar de esta prevalencia, casi ninguno de los casos se identifica antes de la muerte y < 10% de los pacientes con émbolos letales recibió tratamiento específico para el trastorno. El manejo exige una estrategia sistemática vigilante para el diagnóstico, así como conocer los factores de riesgo para administrar el tratamiento preventivo apropiado.
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Muchas sustancias pueden causar émbolos en la circulación pulmonar, incluidos aire (durante procedimientos de neurocirugía o procedente de catéteres venosos centrales), líquido amniótico (en un trabajo de parto activo), grasa (fracturas de huesos largos), cuerpos extraños (talco en quienes consumen drogas inyectables), huevecillos de parásitos (esquistosomiosis), émbolos sépticos (endocarditis infecciosa aguda) y células tumorales (adenocarcinoma renal). El émbolo más frecuente es un trombo, que puede desprenderse de cualquier parte de la circulación venosa o el corazón, si bien se origina con mayor frecuencia de las venas profundas de las extremidades inferiores. Los trombos limitados a la pantorrilla rara vez causan embolias de la circulación pulmonar. Sin embargo, alrededor de 20% de los trombos de las venas de la pantorrilla se propaga en forma proximal hacia las venas poplíteas e iliofemorales, sitio en el cual pueden romperse y embolizar la circulación pulmonar. En 50% a 60% de los sujetos con trombosis venosa profunda (DVT, deep venous thrombosis) proximal se forman émbolos pulmonares; la mitad de estos episodios embólicos ...