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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Ensanchamiento del mediastino en la radiografía torácica.
Con la rotura, inicio súbito de dolor torácico que se irradia a la espalda.
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La mayoría de los aneurismas torácicos se deben a ateroesclerosis, la sífilis es una causa rara. Los trastornos del tejido conectivo y los síndromes de Ehlers-Danlos y Marfan también son causas raras, pero tienen implicaciones terapéuticas importantes. Los falsos aneurismas traumáticos, causados por el desgarro parcial de la pared aórtica en lesiones por desaceleración, pueden ocurrir justo después del origen de la arteria subclavia izquierda. Menos del 10% de los aneurismas aórticos se encuentran en la aorta torácica.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Casi todos los aneurismas torácicos permanecen asintomáticos (eFig. 12–14). Cuando hay síntomas, dependen sobre todo del tamaño y la posición del aneurisma, así como de su ritmo de crecimiento. Puede haber dolor retroesternal, en la espalda o el cuello. La presión sobre la tráquea, esófago o vena cava superior puede causar los siguientes síntomas y signos: disnea, estridor o tos metálica; disfagia; edema en el cuello y brazos; y distensión venosa en el cuello. El estiramiento del nervio laríngeo recurrente causa ronquera. Con aneurismas de la aorta ascendente puede haber insuficiencia aórtica por dilatación del anillo de la válvula aórtica. La rotura de un aneurisma torácico es catastrófica porque la hemorragia rara vez se contiene, lo que no da tiempo para la reparación urgente.
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B. Estudios de imagen
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El aneurisma puede diagnosticarse en la radiografía torácica por el esbozo calcificado de la aorta dilatada. La modalidad de elección es la CT con medio de contraste, pero puede usarse la MRA para demostrar la anatomía y el tamaño del aneurisma, y para descartar lesiones que simulan aneurismas, como neoplasias o bocio retroesternal. No existe una alternativa de bajo costo (p. ej., ecografía) para la detección o la vigilancia. En ocasiones son necesarios el cateterismo cardiaco y la ecocardiografía para describir la relación de los vasos coronarios con el aneurisma de la aorta ascendente.
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Las indicaciones para la reparación dependen de la localización de la dilatación, el ritmo de crecimiento, los síntomas relacionados y las condiciones generales del paciente. Los aneurismas torácicos descendentes que miden 6 cm o más pueden considerarse para la reparación, ya que en estos casos la supervivencia a cinco años es del 54%. Los aneurismas de la aorta torácica descendente se tratan de manera habitual con injerto endovascular. La reparación de los aneurismas del cayado debe realizarse solo si se cuenta con un equipo quirúrgico experto con un registro ...