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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Antecedente de DVT o lesión en la pierna.
Edema, hiperpigmentación cutánea (robusta), lipodermoesclerosis subcutánea en la parte inferior de la pierna.
Son frecuentes las grandes ulceraciones sobre o arriba de la cara medial del tobillo (úlceras venosas).
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La insuficiencia venosa crónica es una manifestación grave de la hipertensión venosa. Una de las causas más frecuentes es la tromboflebitis venosa profunda previa, aunque cerca del 25% de los pacientes no tiene un antecedente conocido de DVT. En estos casos puede haber antecedente de traumatismo o cirugía en la pierna; la obesidad es un factor de complicación frecuente. El reflujo venoso superficial progresivo también es una causa frecuente. Otras causas incluyen obstrucción congénita o neoplásica de las venas pélvicas o una fístula arteriovenosa congénita o adquirida.
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La patología básica es la falta de coaptación de las valvas de las válvulas por engrosamiento y cicatrización (síndrome postrombótico) o en una vena dilatada, por lo que su función es inadecuada. La obstrucción venosa proximal debida a un trombo crónico o cicatrización complica el problema. Con las válvulas incapaces de detener el retorno de la sangre venosa al pie (reflujo venoso), la pierna desarrolla hipertensión venosa y se transmite una fuerza hidrostática demasiado alta a las venas subcutáneas y tejidos de la parte inferior de la pierna. El edema resultante causa cambios secundarios adversos. Los estigmas de la insuficiencia venosa crónica incluyen fibrosis del tejido subcutáneo y la piel, pigmentación de la piel (hemosiderina captada por los macrófagos dérmicos) y más tarde ulceración, que cura con una lentitud extrema. El prurito puede derivar en el desarrollo de ulceración o celulitis de la herida local. Es posible que haya dilatación de las venas superficiales, lo que causa varicosidades. Aunque el tratamiento quirúrgico para el reflujo venoso puede mejorar los síntomas, el control del edema y los cambios cutáneos secundarios casi siempre requiere terapia compresiva de por vida.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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El edema blando progresivo de la pierna (en particular de la parte inferior) es el síntoma inicial principal. Los cambios secundarios en la piel y el tejido subcutáneo se desarrollan con el tiempo (fig. 12–2). Los síntomas usuales son prurito, una molestia apagada que se agrava con los periodos de bipedestación y dolor, en caso de una ulceración. La piel del tobillo casi siempre está tensa por el edema, brillante y a menudo adquiere una pigmentación pardusca (hemosiderina). Si el trastorno es de antiguo, los tejidos subcutáneos se vuelven gruesos y fibrosos. Puede haber ulceraciones, casi siempre apenas por arriba del tobillo, en la cara medial o anterior de la pierna (eFig. 12–19). La curación deja una cicatriz delgada sobre una base fibrótica que a menudo se rompe con traumatismos menores o con episodios adicionales de edema de la pierna. Pueden aparecer ...