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Diversos fármacos pueden lesionar el esófago, presumiblemente a través de contacto directo y prolongado con la mucosa o mecanismos que alteran la integridad de la mucosa. Los que se relacionan más a menudo son los NSAID, tabletas de cloruro de potasio, quinidina, zalcitabina, zidovudina, alendronato y risedronato, bromuro de emepronio, hierro, vitamina C y antibióticos (doxiciclina, tetraciclina, clindamicina, trimetoprim-sulfametoxazol). Como es más probable que haya lesión si se ingieren las tabletas sin agua o en decúbito dorsal, tienen mayor riesgo los pacientes hospitalizados o confinados en cama. Los síntomas incluyen dolor torácico retroesternal intenso, odinofagia y disfagia, que se inician con frecuencia varias horas después de tomar una tableta. Pueden ocurrir en forma súbita y persistir durante días. Algunos pacientes (en especial los ancianos) tienen relativamente poco dolor y presentan disfagia. La endoscopia puede revelar una a varias úlceras aisladas, superficiales o profundas. La lesión crónica puede causar esofagitis grave con estenosis, hemorragia o perforación. La lesión cicatriza con rapidez una vez que se elimina el fármaco agresor. A fin de evitar el daño inducido por comprimidos, los pacientes deben tomarlos con 120 ml de agua y no acostarse en los siguientes 30 minutos. Los fármacos agresores conocidos no deben administrarse a enfermos con trastornos de la motilidad esofágica, disfagia o estenosis.
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Syed
M. Pill-induced oesophagitis. Postgrad Med J. 2020. [Epub ahead of print]
[PubMed: 32423921]