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Entre las indicaciones para la realización de la biopsia percutánea con aguja están: 1) lesión renal aguda inexplicable o CKD; 2) proteinuria o hematuria sin explicación; 3) lesiones identificadas y tratadas con anterioridad para planear tratamiento futuro; 4) enfermedades sistémicas que se acompañan de disfunción renal, como el lupus eritematoso sistémico (SLE, systemic lupus erythematosus), enfermedad anti GBM y la granulomatosis con poliangitis (eFig. 22–3), y 5) sospecha de rechazo de trasplante, para diferenciar tal situación de otras causas de lesión aguda renal. Las biopsias renales solo deben realizarse si los resultados influyen en el plan de tratamiento o facilitan la revisión sobre el pronóstico. Las contraindicaciones relativas incluyen riñón solitario o ectópico (excepción: trasplante de aloinjerto), riñón en herradura, ESKD, anomalías congénitas y quistes múltiples. Las contraindicaciones absolutas incluyen un trastorno hemorrágico no corregido, hipertensión descontrolada grave, infección renal, neoplasia renal, hidronefrosis o pacientes que no cooperan, incluyendo aquellos que no pueden permanecer en decúbito dorsal para el procedimiento.
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Antes de una biopsia renal, los pacientes no deben recibir fármacos que prolonguen los tiempos de coagulación y la presión arterial debe ser < 160/90 mmHg. Los estudios de sangre deben incluir hemoglobina, recuento de plaquetas, tiempo de protrombina y tiempo de tromboplastina parcial. Después de la biopsia, ocurre hematuria en casi en todos los pacientes; < 10% presenta hematuria macroscópica. El paciente debe estar en decúbito dorsal 4 a 6 h después de la biopsia. Deben monitorizarse los enfermos con cifras de hematócrito menores a las iniciales en más de 1 g/100 mL a las 6 h siguientes a la biopsia.
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Las biopsias percutáneas de riñón por lo común son innocuas. El riesgo principal es el sangrado, que puede ocurrir hasta 72 h después de la biopsia. Más de la mitad de los pacientes presentará al menos un pequeño hematoma. Casi 1% a 5% de los pacientes experimentará hemorragia significativa que será indicación para transfusión de sangre. Si es posible, debe evitarse el uso de anticoagulantes, durante cinco a siete días después de la biopsia. Los riesgos de nefrectomía y mortalidad son de cerca de 0.06% a 0.08%. Si la biopsia por aguja percutánea plantea dificultades técnicas y se considera que el tejido renal es clínicamente esencial, se emprenderá la biopsia renal cerrada por medio de técnicas radiológicas intervencionistas o una biopsia abierta bajo anestesia general.
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