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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Es la causa más frecuente de micosis invasiva no causada por Aspergillus.
Factores de riesgo: diabetes mal controlada, leucemia, receptores de trasplantes, contaminación de la herida por tierra.
Los sitios habituales de afectación son los pulmonares, rinocerebrales y dérmicos.
La muerte se presenta con rapidez sin intervenciones multidisciplinarias.
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El término «mucormicosis» se aplica a las infecciones por oportunistas, como bacterias de los géneros Rhizopus, Mucor, Lichtheimia (antes Apsidia) y Cunninghamella. Entre los cuadros predisponentes figuran cánceres hematológicos, trasplante de células madre u órganos sólidos, cetoacidosis diabética, nefropatías crónicas, administración de desferoxamina y corticoterapia o quimioterapia con citotóxicos.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Se observan por lo regular cuadros invasores de los senos nasales, órbitas y pulmones. La necrosis es frecuente por la invasión de hifas en tejidos, que se manifiesta algunas veces por úlceras del paladar duro, el paladar nasal o hemoptisis. Puede tener lugar gran diseminación de la enfermedad. No se cuenta con hallazgos serológicos o de laboratorio que orienten el diagnóstico, y los cultivos de sangre no son útiles. La identificación molecular (p. ej., PCR) a partir de tejidos y/o detección basada en espectrometría de masas de un disacárido sérico panfúngico puede ser útil en centros especializados. En la TC de tórax se puede observar un «signo de halo» inverso (disminución del área focal de vidrio esmerilado rodeada por un anillo de consolidación). La técnica básica para el diagnóstico es todavía la biopsia del tejido afectado. Los microorganismos aparecen en los tejidos en la forma de hifas no tabicadas, ramificadas y amplias. Los cultivos son frecuentemente negativos.
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El tratamiento óptimo de la mucormicosis comprende la eliminación de los cuadros predisponentes (si es posible), el desbridamiento quirúrgico y la administración inmediata de antimicóticos. Es importante administrar cuanto antes un ciclo largo de una presentación lipídica de anfotericina B intravenosa (5 mg/kg, con dosis más elevadas administradas para la enfermedad del SNC). Posaconazol oral (300 mg/día) o isavuconazol (200 mg cada 8 h por uno o dos días, después 200 mg diarios a partir de entonces) pueden ser utilizados para la enfermedad menos grave, como terapia gradual después de la estabilización de la enfermedad o como tratamiento de rescate debido a una mala respuesta o tolerancia a la anfotericina. En pacientes con infecciones de moho invasivas de gran avance, a pesar de la profilaxis antimicótica activa contra el moho, los médicos deben iniciar el tratamiento con una clase diferente de fármacos antimicóticos a los utilizados para la profilaxis. Las combinaciones de anfotericina y posaconazol o isavuconazol no han tenido utilidad probada, pero se les usa a menudo por la deficiente respuesta a un solo fármaco. Hay datos limitados que sugieren una actividad sinérgica beneficiosa cuando la anfotericina y la caspofungina son utilizadas en combinación para la mucormicosis rinoorbitaria en pacientes diabéticos. A ...