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INTRODUCCIÓN

Desde la primera década del siglo XX, los patrones de recurrencia de fenotipos humanos específicos se han explicado en términos de principios descritos por primera vez por Mendel en la planta de guisantes de jardín. El segundo principio de Mendel, generalmente conocido como su primera ley1, se conoce como ley de la segregación y afirma que un par de factores (alelos) que determinan algún rasgo se separan (segregan) durante la formación de los gametos. En términos simples, una persona heterocigota (A/a) producirá dos tipos de gametos con respecto a este locus: uno que contiene solo A y otro solo a, en proporciones iguales. La descendencia de esta persona tendrá una probabilidad de 50% de heredar el alelo A y una posibilidad similar de heredar el alelo a.

Los genes en individuos y familias se pueden combinar para especificar cómo se heredan los rasgos mendelianos.

1 La primera ley de Mendel establece que, desde la perspectiva del fenotipo, no importa de qué padre se heredó un alelo mutante en particular. Durante años se pensó que este principio era demasiado obvio para ser codificado como “la ley” de cualquiera y por lo tanto, fue ignorado. Sin embargo, la evidencia reciente de estudios de trastornos humanos sugiere que ciertos genes se “procesan” (sufren impronta) a medida que se desplazan por la gónada y que el procesamiento en el testículo es diferente al del ovario. Por lo tanto, este primer principio mendeliano no solo es importante, sino que fue incorrecto como se formuló originalmente a partir de observaciones en guisantes.

HERENCIA AUTOSÓMICA DOMINANTE

Las características de la herencia autosómica dominante en seres humanos pueden resumirse de la siguiente manera: 1) Hay un patrón vertical en el árbol genealógico, con varias generaciones afectadas (eFig. 40–3). 2) Los heterocigotos para el alelo mutante muestran un fenotipo anormal. 3) Los varones y las mujeres se ven afectados con la misma frecuencia y gravedad. 4) Solo uno de los padres debe verse afectado para que una descendencia esté en riesgo de desarrollar el fenotipo. 5) Cuando una persona afectada se reproduce con una no afectada, cada descendiente tiene 50% de probabilidades de heredar el fenotipo patológico. Esto es cierto independientemente del sexo del padre afectado; específicamente, puede producirse transmisión de varón a varón. 6) La frecuencia de casos esporádicos tiene relación directa con la gravedad del fenotipo. Con mayor precisión, cuanto mayor es la capacidad reproductiva de las personas afectadas, existen menos probabilidades de que cualquier caso dado se deba a una nueva mutación. 7) En los casos aislados, los padres suelen ser de edad avanzada (casos esporádicos o nuevas mutaciones).

eFigura 40–3.

Árbol genealógico que ilustra la herencia autosómica dominante. Los cuadros indican varones y círculos mujeres; los símbolos blancos indican que la persona no tiene afección fenotípica y los símbolos ...

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