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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Exposición a mosquitos anofeles en un área endémica para paludismo.
Episodios intermitentes de escalofrío, fiebre y diaforesis.
Cefalea, mialgia, vómito, esplenomegalia; anemia, trombocitopenia.
Parásitos intraeritrocíticos identificados en frotis hemáticos gruesos o delgados o pruebas de diagnóstico rápido positivas.
Complicaciones de paludismo falciparum, incluidos paludismo cerebral, anemia grave, hipotensión, edema pulmonar no cardiógeno, lesión renal aguda, hipoglucemia, acidosis y hemólisis.
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El paludismo es la enfermedad parasitaria más importante de los seres humanos; causa cientos de millones de casos y cientos de miles de muertes cada año. La enfermedad es endémica en la mayor parte de las regiones tropicales, incluida gran parte de Sudamérica, Centroamérica, África, Medio Oriente, subcontinente indio, sureste de Asia y Oceanía. La transmisión, la morbilidad y la mortalidad son mayores en África, donde la mayor parte de las muertes por paludismo se producen en niños pequeños. El paludismo también es frecuente en viajeros que se desplazan de regiones no endémicas a los trópicos. Aunque la enfermedad sigue siendo un problema importante, se han logrado avances extraordinarios en muchas regiones. Un estudio de 2016 estimó un descenso del 57% en la tasa de mortalidad por paludismo y del 37% en el número anual de muertes por paludismo en los últimos 15 años. Sin embargo, después de los marcados avances, la morbilidad y la mortalidad parecen haberse nivelado, y las estimaciones de la OMS muestran modestos aumentos anuales en la incidencia, pero disminuyen las muertes (228 millones de casos y 405 000 muertes estimadas en 2018); otras estimaciones sugieren una mayor morbilidad y mortalidad.
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Cuatro especies del género Plasmodium provocan el paludismo humano (eFig. 35–8). Plasmodium falciparum es el causante de la mayor parte de los casos graves de la enfermedad, ya que infecta de forma única a los eritrocitos de todas las edades y participa en el secuestro de los eritrocitos infectados en los pequeños vasos sanguíneos, evadiendo así su eliminación por el bazo. Es endémico en casi todas las regiones con paludismo y por mucho constituye la especie predominante en África. Plasmodium vivax es casi tan frecuente como P. falciparum, salvo en África. Plasmodium vivax rara vez genera una infección grave, pero quizás este resultado es más frecuente de lo previsto. Plasmodium ovale y Plasmodium malariae originan parasitosis con mucha menos frecuencia y estas por lo general son leves. Plasmodium knowlesi, parásito de los monos macacos, afecta a seres humanos en el sureste de Asia y algunos casos son graves.
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