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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Diarrea aguda, que puede ser profusa y acuosa.
Diarrea crónica, con heces grasosas y fétidas.
Cólicos abdominales, distensión, flatulencia.
Quistes o trofozoítos en las heces.
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La giardiosis es una infección de la parte superior del intestino delgado causada por protozoario flagelado Giardia lamblia (también llamada Giardia intestinalis y Giardia duodenalis). El parásito se encuentra en todo el mundo y es más abundante en áreas con saneamiento deficiente. En los países en vías de desarrollo, los niños pequeños muy a menudo están infectados. En Estados Unidos y Europa, este es el protozoario intestinal patógeno más frecuente; la estimación en Estados Unidos es de 100 000 a 2.5 millones de infecciones nuevas que causan 5 000 hospitalizaciones cada año. Los grupos con riesgo particular incluyen a los viajeros que se desplazan a regiones endémicas de Giardia, aquellos que beben agua contaminada durante actividades recreativas o viajan a zonas agrestes, varones que tienen relaciones sexuales con otros varones y personas con inmunodepresión. Son frecuentes los brotes en habitantes de una misma vivienda, guarderías infantiles e instituciones residenciales, y pueden ser resultado de la contaminación de los suministros de agua.
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El microorganismo se encuentra en las heces como trofozoíto flagelado y quiste. Solo la forma quística es infecciosa por VO; los trofozoítos se destruyen con la acidez gástrica (eFig. 35–13). Los seres humanos son un reservorio del patógeno; se han mencionado perros, gatos, castores y otros mamíferos, pero no se han confirmado como reservorios. En condiciones adecuadas de humedad y frío, los quistes pueden sobrevivir en el ambiente por semanas a meses. Los quistes se transmiten por contaminación fecal del agua o alimento, por contacto de persona a persona o por contacto sexual anal-bucal. La dosis infecciosa es baja; solo se requieren unos 10 quistes. Después de ingerir los quistes, los trofozoítos emergen en duodeno y yeyuno. Pocas veces hay daño epitelial e invasión mucosa. La hipogammaglobulinemia, las concentraciones bajas de inmunoglobulina A secretora en el intestino, la aclorhidria y la desnutrición favorecen el progreso de la parasitosis.
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