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Los nematodos de las ratas del género Angiostrongylus provocan dos síndromes distintos en el ser humano. Angiostrongylus cantonensis, el gusano que se aloja en las arterias pulmonares de la rata causa meningoencefalitis eosinófila, principalmente en el sureste de Asia y algunas islas del Pacífico, pero con reportes múltiples recientes también en las Américas, Hawai (82 casos informados en 2007–17) y Australia. En un estudio, A. cantonensis fue el responsable del 67% de los casos valorables de meningitis eosinofílica en Vietnam. Angiostrongylus costaricensis causa inflamación gastrointestinal. En ambas enfermedades la infección del ser humano sigue a la ingestión de larvas que contienen las babosas o caracoles (además de los cangrejos o camarones en el caso de A. cantonensis) o material contaminado por estos microorganismos, como ensaladas. Puesto que los parásitos no se encuentran en sus hospedadores naturales, no pueden completar sus ciclos vitales, pero ocasionan patología después de migrar al cerebro y aparato digestivo. A. cantonensis también es capaz de migrar hacia el cerbro y arterias pulmonares.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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A. Infección por A. cantonensis
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Esta enfermedad es causada por la migración de larvas de gusanos a través del sistema nervioso central y a la respuesta inflamatoria que se genera cuando los gusanos mueren. Después de un periodo de incubación de un día a dos semanas, aparecen cefalea, rigidez cervical, náusea, vómito, anomalías de los pares craneales y parestesias. La mayoría de los casos se resuelve de forma espontánea después de dos a ocho semanas, pero se han informado secuelas graves y muerte. El diagnóstico se sospecha ante la presencia de pleocitosis eosinófila del líquido cefalorraquídeo (más de 10 % de eosinófilos) en un paciente con antecedente de haber viajado a una región endémica. No siempre se acompaña de eosinofilia periférica. El diagnóstico definitivo se establece al recuperar larvas de A. cantonensis del líquido cefalorraquídeo y los ojos, aunque esto es poco común.
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B. Infección por A. costaricensis
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Los parásitos penetran en los vasos ileocecales y se convierten en adultos, que ponen huevecillos pero no completan su ciclo vital. La enfermedad se debe a una respuesta inflamatoria secundaria a los gusanos que mueren en el intestino, con una respuesta granulomatosa eosinófila que a veces incluye vasculitis y necrosis isquémica. Los hallazgos más frecuentes son dolor abdominal, vómito y fiebre. El dolor casi siempre se ubica en el cuadrante inferior derecho y a veces se percibe una tumoración, lo que simula un cuadro de apendicitis. Estos síntomas recurren durante varios meses. Otros hallazgos más raros son perforación u obstrucción intestinal o bien patología secundaria al desplazamiento de los gusanos hacia otros sitios. Muchos casos se tratan por medio de cirugía, casi siempre por sospecha de apendicitis. La biopsia del tejido intestinal inflamado muestra gusanos circunscritos en las arterias mesentéricas y granulomas eosinófilos.
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