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INTRODUCCIÓN

Un fármaco sedante reduce la actividad, modera la excitación y calma al sujeto que lo recibe, mientras que un hipnótico produce somnolencia y facilita el inicio y el mantenimiento de un estado de sueño que se parece al sueño natural en sus características electroencefalográficas y del cual el sujeto puede ser despertado con facilidad. La sedación es un efecto colateral de muchos fármacos que no se consideran depresores generales del SNC (p. ej., antihistamínicos y antipsicóticos). Aunque estos y otros compuestos pueden aumentar los efectos de depresores del SNC, casi siempre producen los efectos terapéuticos deseados con concentraciones menores a las que causan depresión sustancial del SNC. Por ejemplo, las benzodiacepinas hipnóticas sedantes no producen depresión generalizada del SNC. Aunque el estado de coma es posible con dosis muy altas, ni la anestesia quirúrgica ni la intoxicación letal se producen con benzodiacepinas, a menos que se combinen con otros depresores del SNC; una excepción importante es el midazolam, que se ha relacionado con disminución del volumen ventilatorio y la frecuencia respiratoria. Además, existen antagonistas específicos de las benzodiacepinas, como el flumacenilo, que se usa para tratar casos de sobredosis de benzodiacepinas. Este conjunto de propiedades distingue a los agonistas de los receptores de benzodiacepinas de otros fármacos hipnóticos sedantes y otorga una medida de seguridad, de manera que las benzodiacepinas y los nuevos agonistas de los receptores de benzodiacepinas (los “compuestos Z”) ya casi remplazaron a los fármacos antiguos para el tratamiento del insomnio y la ansiedad.

Los depresores del SNC descritos en este capítulo incluyen a las benzodiacepinas, los compuestos Z (p. ej., zolpidem y zaleplón), barbitúricos y varios fármacos hipnóticos sedantes de estructura química diversa. Muchos de los fármacos hipnóticos sedantes que no actúan de manera específica en los receptores de benzodiacepinas pertenecen a un grupo de fármacos hipnóticos sedantes más antiguos y menos seguros que deprimen la función del SNC en forma dependiente de la dosis, producen un espectro progresivo de respuestas, desde la sedación leve hasta el estado de coma y la muerte. Estos compuestos hipnóticos sedantes más antiguos comparten estas propiedades con un gran número de compuestos, incluidos anestésicos generales (cap. 24) y alcoholes, en particular el etanol (cap. 27). Los nuevos fármacos hipnóticos sedantes, como las benzodiacepinas y los fármacos Z, son más seguros en este aspecto.

PERSPECTIVA HISTÓRICA

Desde hace mucho tiempo, los seres humanos han buscado el sueño sin la carga de la preocupación y con este fin han consumido muchas sustancias. A mediados del siglo XIX se introdujo el bromuro en forma específica como un hipnótico sedante. El hidrato de cloral, paraldehído, uretano y sulfonal se usaban antes de la introducción de los barbitúricos (barbital, 1903; fenobarbital, 1912), de los cuales se distribuían casi 50 en forma comercial. Los barbitúricos dominaron una parte tan grande del mercado, que menos de una docena de otros hipnóticos sedantes ...

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