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Abreviaturas
ABCD: anfotericina B en dispersión coloidal
ABLC: anfotericina B en complejo lipídico
SIDA: síndrome de inmunodeficiencia adquirida
AUC: área bajo la curva de CP-tiempo
C-AMB: anfotericina B convencional
CGD: enfermedad granulomatosa crónica
CDC: U.S. Centers for Diseases Control and Prevention
CP: concentración plasmática
LCR: líquido cefalorraquídeo
CYP: citocromo P450
5FdUMP: 5-fluoro-2′-desoxiuridina-5′-monofosfato
5FU: 5-fluoruracilo
5FUMP: monofosfato de 5-fluoruracilo-ribosa
GI: gastrointestinal
VIH: virus de inmunodeficiencia humana
L-AMB: anfotericina B liposómica
PJP: neumonía por Pneumocystis jirovecii
UPRT-asa: uracil-fosforribosil transferasa
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REINO DE LOS HONGOS Y SU IMPACTO EN LOS SERES HUMANOS
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Existen 200 000 especies conocidas de hongos y se estima que el tamaño total del reino de los hongos abarca mucho más de un millón. Los miembros de este reino son muy diversos e incluyen levaduras, mohos, setas y tizones. Alrededor de 400 especies micóticas causan enfermedad en animales e incluso menos causan enfermedad en seres humanos. No obstante, las infecciones micóticas conllevan morbilidad y mortalidad significativas. La incidencia de infecciones micóticas que ponen en peligro la vida ha aumentado en las últimas décadas debido al incremento en las poblaciones de pacientes inmunodeprimidos, como los que reciben trasplantes hematológicos o de órganos sólidos, quimioterapia contra el cáncer y fármacos inmunodepresores, así como aquellos con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Esto ha hecho que los antimicóticos sean cada vez más importantes en la práctica de la medicina moderna. Con la farmacopea de antimicóticos disponibles hoy en día, las tasas de mortalidad por enfermedad micótica invasora todavía son inaceptables (Brown et al., 2012; Thornton, 2020).
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Los hongos son eucariotas, lo que hace que el descubrimiento y desarrollo de fármacos que actúan en el patógeno sin toxicidad significativa para el hospedador sea una empresa difícil. Las diferencias en la biosíntesis de los esteroles de membrana, la capacidad de los hongos para desaminar la citosina y la pared celular micótica peculiar que contiene glucanos y quitina se han explotado para producir antimicóticos relativamente seguros y efectivos para el tratamiento de las micosis (Roemer y Krysan, 2014). Desde el advenimiento del desoxicolato de anfotericina B a finales de la década de 1950, la investigación ha buscado alternativas más seguras y efectivas para tratar las infecciones micóticas sistémicas. Aunque la anfotericina B se mantiene como el estándar de referencia en la farmacoterapia antimicótica sistémica para una amplia variedad de infecciones, han surgido fármacos alternativos contra muchos patógenos micóticos de importancia clínica (Wiederhold, 2018).
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Este capítulo presenta una descripción completa de las opciones terapéuticas disponibles hoy en día para las infecciones micóticas invasoras, mucosas y superficiales. Con solo unas cuantas excepciones, los antimicóticos de uso clínico frecuente actúan sobre todo en sitios que afectan la pared celular y la membrana celular (fig. 61–1). El cuadro 61–1 resume las infecciones micóticas frecuentes y su farmacoterapia. Se presenta ...