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Las defensas del hospedero contra los virus se dividen en dos categorías principales: 1) inespecíficas, de las cuales las más importantes son los interferones y las células citolíticas naturales (NK, natural killer), y 2) específicas, incluyen inmunidad mediada por anticuerpos y células. Los interferones son una defensa temprana de primera línea, mientras que la inmunidad humoral y la mediada por células son efectivas sólo más tarde porque se necesitan varios días para inducir las ramas humoral y mediada por células de la respuesta inmunitaria.
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En Evasión de las defensas del huésped, en el capítulo 32 aparece una descripción de cómo los virus realizan esta evasión.
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DEFENSAS INESPECÍFICAS
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La evidencia de la importancia de los interferones incluye: 1) las personas que tienen una respuesta deficiente al interferón son propensas a padecer infecciones virales graves y frecuentes; 2) aquellos que poseen una respuesta autoinmunitaria al interferón, es decir, producen anticuerpos contra él, también están predispuestos a infecciones virales graves; 3) varios virus, por ejemplo, el del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, severe acute respiratory syndrome), el coronavirus-2 y el virus de la influenza, sintetizan proteínas que inhiben la síntesis o la acción del interferón.
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1. Interferones α y β
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Los interferones α y β son un grupo de proteínas producidas por células humanas después de una infección viral (o después de la exposición a otros inductores). Inhiben el crecimiento de virus mediante bloquear la síntesis de proteínas virales. Esto lo llevan a cabo mediante dos mecanismos principales: uno es una ribonucleasa que degrada el mRNA y el otro es una proteína cinasa que inhibe la síntesis de proteínas.
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Los interferones se dividen en tres tipos según la célula de origen, a saber, leucocitos, fibroblastos y linfocitos. También se conocen como interferones α, β y γ, respectivamente. Los interferones α y β, conocidos en conjunto como interferón tipo I, son inducidos por virus, mientras que el interferón γ (inmunitario de linfocitos T), conocido como interferón tipo II, es inducido por antígenos y constituye uno de los efectores de la inmunidad mediada por células (véase Citocinas, en el capítulo 58). El siguiente análisis de los interferones α y β se centra en la inducción y la actividad de su efecto antiviral (figura 33–1).
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