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Los entornos de atención primaria pediátricos a menudo son los primeros puntos de entrada para la identificación de problemas de salud mental y conductual, y la conexión con los sistemas de salud conductual para 14–20% de los niños y adolescentes afectados. Más allá de abordar enfermedades mentales identificadas y diagnosticables, el personal de los entornos de atención primaria pediátrica tiene las siguientes tareas: 1) prevención y promoción de la salud; 2) detección y vigilancia; 3) identificación temprana; 4) cribado, e inicio de tratamiento para problemas no complicados, y 5) remisión alrededor de problemas de salud conductual y psicosociales complejos para el niño, su familia y los ambientes con los que el niño interactúa.
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Los médicos de primer nivel atienden aproximadamente a 75% de los niños con trastornos psiquiátricos, y la mitad de todas las visitas al consultorio pediátrico involucran problemas de comportamiento, psicosociales o educativos. Los padres y los niños prefieren discutir a menudo estos temas con pediatras que ya conocen y en quienes confían; como resultado, los pediatras de primer nivel desempeñan un papel importante en la prevención, identificación, iniciación, manejo y coordinación de problemas de salud mental, además de proporcionar atención conductual y de desarrollo para niños y adolescentes. Lamentablemente, la escasez de proveedores de salud mental (particularmente en regiones rurales y en comunidades que no cuentan con servicios médicos adecuados), la estigmatización de quienes reciben servicios de salud mental, la financiación insuficiente crónica para servicios para atención a problemas conductuales/de salud mental, barreras institucionales dentro del sistema de salud mental público, y beneficios de seguro dispares, contribuyen al hecho de que sólo 15–25% de los niños con trastornos que se pueden diagnosticar tienen acceso a especialistas de la salud mental y son atendidos por éstos.
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El 90% de los niños ha visitado a un proveedor de atención primaria durante el año previo. Los proveedores de atención primaria se encuentran en una posición ideal para identificar problemas de salud mental y conductuales, pero informan que las restricciones de tiempo y la falta de capacitación son barreras para identificar a niños que tienen problemas emocionales y conductuales durante las visitas de supervisión médica sistemáticas. Además, estos problemas quizá no sean identificados cuando surgen y son más susceptibles de tratamiento. En la última década, este papel de primer contacto se ha vuelto cada vez más importante a medida que los avances en la consciencia y el tratamiento de la salud mental han mejorado las oportunidades de identificación e intervención tempranas. Esta función es especialmente crítica porque la salud conductual es una especialidad médica desatendida en muchas áreas de Estados Unidos, sobre todo en regiones geográficas rurales, de nivel socioeconómico (SES, socioeconomic status) bajo y no metropolitanas. En contraste, más de 78 000 pediatras certificados e innumerables pediatras de nivel medio están en una posición única para identificar problemas que afectan la salud emocional de los niños e iniciar el tratamiento o remitirlos a otros ...