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INTRODUCCIÓN

Una de las mejores maneras de entender cómo funciona algo, cualquier cosa, es desarmarla y volver a armarla. Con la rodilla, esto es bastante simple. Se necesita una lista relativamente corta de partes: cuatro huesos, dos tendones, cuatro ligamentos y dos tipos de cartílago.

Para comenzar, se colocan los huesos fémur, tibia y peroné en sus posiciones correctas (figura 1–1). A continuación, se necesita un sistema de ligamentos para mantenerlos unidos (figura 1–2) y una capa de cartílago articular en la superficie del fémur y la tibia, dos de los tres huesos que se articularán entre sí (figura 1–3). De todas las estructuras utilizadas para ensamblar la rodilla que se construirá, esta capa delgada de tejido cartilaginoso articular brillante es quizá la más importante e interesante (véase el recuadro El milagro del cartílago, más adelante). Ahora ya es posible agregar los cartílagos de los meniscos, que se asientan como dos almohadillas gomosas en forma de herradura sobre la superficie de la tibia (figura 1–4). La función exacta que desempeñan los cartílagos del menisco en la actividad de la rodilla es poco conocida, pero no actúan como un “cojín” entre el fémur y la tibia, que fue lo que se enseñó durante mucho tiempo a los estudiantes (véase el recuadro ¡No son cojines!, más adelante). El último hueso que se requiere agregar para construir una rodilla es la rótula, que es un eslabón en la cadena de estructuras conocida como mecanismo extensor (figura 1–5). La fuerza de estas estructuras, a saber: el músculo cuádriceps, el tendón del cuádriceps, la rótula y el tendón rotuliano. permite enderezar (extender) las rodillas. Cuando se contrae, el músculo cuádriceps (mediante la unión del tendón del cuádriceps a la rótula) tira de la rótula en dirección proximal. A medida que se ejerce esta fuerza proximal, la rótula (a través de la unión del tendón rotuliano a la tibia) tira de la tibia anterior en dirección proximal, lo que determina que la rodilla gire en extensión.

Figura 1–1.

Construcción de una rodilla: fémur, tibia y peroné.

Figura 1–2.

A. Ligamentos colaterales medial y lateral. B. Ligamentos cruzados anterior y posterior.

Figura 1–3.

Revestimientos de cartílago articular en las superficies del fémur y la tibia.

Figura 1–4.

Cartílagos de los meniscos medial y lateral.

¡NO SON COJINES!

Está muy difundida la falsa idea de que los cartílagos de los meniscos son los “cojines” que se ubican entre ...

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