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A pesar de los innumerables y recientes avances en el diagnóstico y el tratamiento, el dolor lumbar es todavía una de las afecciones más desafiantes en la ortopedia. Los resultados de los tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos a menudo resultan insatisfactorios para las expectativas del paciente, lo que hace que el dolor lumbar sea un diagnóstico frustrante tanto para los pacientes como para los profesionales de los servicios de salud. El objetivo de este capítulo es proporcionar un enfoque práctico, lógico y basado en la evidencia para los pacientes con esta afección tan conflictiva.
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La unidad básica en la anatomía de la columna vertebral es la vértebra (figura 6–1). Una sola vértebra tiene una masa sólida de hueso en la parte anterior denominada cuerpo vertebral y una serie complicada de espinas y prominencias óseas en la parte posterior denominados elementos posteriores. En el medio, hay un fragmento abierto llamado conducto raquídeo, el cual comienza en el agujero magno, la abertura en la base del cráneo donde termina el encéfalo y comienza la médula espinal, y continúa hasta el cóccix. Las vértebras adyacentes se apilan una encima de la otra, y juntas forman la estructura esquelética de la columna vertebral, una larga vaina similar a una “armadura” ósea que protege la frágil médula espinal y las raíces nerviosas, y un marco estructural que sostiene la masa corporal (figura 6–2). Para la mayor parte de la columna lumbar, el conducto raquídeo contiene un grupo de raíces nerviosas, no la médula espinal; la figura 6–3 muestra que ésta termina cerca del nivel de la segunda vértebra lumbar y que, por debajo de este nivel, el conducto raquídeo contiene un conjunto de raíces nerviosas denominada cauda equina. Cada vértebra está unida a las vértebras que están por encima y por debajo de ella por conexiones firmes pero flexibles que permiten el movimiento de esta columna ósea, que de otro modo sería rígida. En el frente, el tejido que conecta las vértebras adyacentes se llama disco intervertebral, cada uno de los cuales consta de un anillo periférico resistente y gomoso conocido como anillo fibroso, y un centro blando y gelatinoso denominado núcleo pulposo (figura 6–4). Detrás del conducto raquídeo, los elementos posteriores de las vértebras adyacentes forman conexiones articuladas conocidas como articulaciones facetarias.
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