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El filo Cnidaria (celenterados) incluye al coral de fuego, medusas (incluida la fragata portuguesa, medusa de caja, ortiga marina) y las anémonas. Todos estos organismos aplican veneno a través de organelos microscópicos especializados llamados nematocistos. De las 10 000 diferentes especies de cnidaria, se conocen 100 que lesionan a los humanos con nematocistos capaces de penetrar la piel humana.
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I. MECANISMO DE TOXICIDAD
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Cada nematocisto contiene una pequeña hebra empapada en veneno. La hebra tiene una espiga en la punta y es disparada desde el nematocisto con velocidad suficiente para perforar la piel humana. Los nematocistos están contenidos en sacos externos (cnidoblastos) dispuestos a lo largo de los tentáculos de la medusa, a lo largo de la superficie del coral de fuego o en las proyecciones digitiformes de las anémonas marinas. Cuando los cnidoblastos se abren por presión hidrostática, contacto físico, cambios en la osmolaridad o estimulantes químicos aún no identificados, liberan sus nematocistos, expulsando la hebra y envenenando a la víctima. El veneno contiene toxinas neuromusculares, cardiotoxinas, hemolisinas, dermonecrotoxinas y compuestos semejantes a la histamina.
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Cada vez que un nematocisto se abre, se libera todo el veneno que contiene. La magnitud de la toxicidad depende del número de nematocistos que descargan su veneno de manera exitosa, el sitio del envenenamiento, el tiempo de contacto, la especie particular implicada y la sensibilidad del paciente individual. Pueden descargarse cientos de miles de nematocistos con una sola exposición.
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Las muertes por picaduras de medusas en el hemisferio norte son raras y casi siempre se deben a la fragata portuguesa (Physalia physalis), aunque Chiropsalmus quadrumanus (una medusa tipo caja) estuvo implicada en la muerte de un niño en la costa de Texas.
La medusa de caja australiana (Chironex fleckeri, “mano asesina”) es el animal marino más venenoso y causante de muchos decesos. No debe confundirse con la medusa de caja hawaiana (Carybdea alata), una especie relacionada, pero mucho menos tóxica.
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III. PRESENTACIÓN CLÍNICA
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Efectos agudos
La picadura causa de inmediato dolor ardoroso, prurito, lesiones papulares e inflamación del tejido local, que puede evolucionar a pústulas y descamación.
Después puede haber náusea, vértigo, mareo, calambres musculares, mialgia, artralgia, reacciones anafilácticas y anafilactoides, así como aumento transitorio de las transaminasas hepáticas.
El envenenamiento grave puede causar dificultad respiratoria, calambres musculares intensos con hipotensión, arritmias, choque y edema pulmonar. Los resultados letales se relacionan con la aparición rápida de colapso cardiovascular. Hay informes de insuficiencia hepática fulminante e insuficiencia renal después de picaduras de anémona.
El “síndrome Irukandji” se relaciona con picaduras de Carukia barnesi, encontrada sobre todo en los océanos del Territorio Norte de Australia y con menor frecuencia cerca de Hawái y Florida. Estas picaduras pueden inducir una oleada grave de catecolamina que a menudo produce hipertensión grave, arritmias ...