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INTRODUCCIÓN

Con la amenaza constante de la liberación accidental de materiales peligrosos y el uso criminal potencial de armas químicas, el personal local encargado de atender situaciones de emergencia tiene que estar preparado para manejar víctimas contaminadas con sustancias químicas. Muchas jurisdicciones locales han desarrollado equipos para atender situaciones que involucren materiales peligrosos (HazMat, hazardous materials); por lo general, estos están formados por personal especializado en temas ambientales, manejo de fuego y servicios prehospitalarios, entrenado para identificar de manera rápida situaciones riesgosas y asumir el liderazgo para organizar una respuesta adecuada. Los proveedores de servicios de salud (i. e., personal de ambulancias, enfermeras, médicos y directivos de hospitales regionales), en coordinación con el equipo HazMat local, tienen que participar en la planeación de simulacros y respuestas de emergencia antes de que ocurra un desastre químico.

  1. Consideraciones generales. Los principios más importantes que se deben considerar para lograr un manejo médico exitoso en un accidente que involucre materiales peligrosos son los siguientes:

    1. Téngase precaución extrema cuando se presenten condiciones desconocidas o inestables.

    2. Evalúese con rapidez el peligro potencial de las sustancias involucradas.

    3. Determínese la posibilidad de contaminación secundaria de personas e instalaciones ubicadas cerca del incidente.

    4. Realícense las descontaminaciones necesarias en la escena, antes de transportar a las víctimas, si es posible.

  2. Organización. Los siniestros químicos por lo general se manejan siguiendo las guías de un sistema de control de siniestros. El líder o el coordinador de la escena por lo general es el representante principal de la agencia con la máxima autoridad de investigación y transporte, aunque dicha atribución puede delegarse a un bombero o a un funcionario de salud experimentados. Las primeras prioridades del coordinador del incidente son asegurar el área, establecer una central de control, crear zonas de riesgo, proporcionar atención prehospitalaria expedita y ejecutar la descontaminación inmediata de cualquier víctima. Sin embargo, los hospitales tienen que estar preparados para atender a las víctimas que abandonan la escena antes de que arriben los equipos y que llegan al servicio de urgencias sin previo aviso, quizá contaminados y con necesidad de atención médica.

    1. Las zonas de riesgo (fig. IV–1) se determinan según la naturaleza de la sustancia derramada, la dirección del viento y las condiciones geográficas. En general, el centro de control y el área de soporte se deben ubicar contra el viento y cuesta arriba del evento, a una distancia suficiente para escapar con rapidez si las condiciones cambian.

      1. La zona de exclusión (también conocida como zona “caliente” o “roja”) es el área más próxima al accidente químico. Esta puede ser muy peligrosa para individuos que no cuenten con el equipo de protección apropiado. Solo el personal equipado y entrenado de manera adecuada debe entrar a esta zona y puede requerirse descontaminación integral al abandonar el área.

      2. La zona para reducir la contaminación (también conocida como zona “cálida” o “amarilla”) es el lugar donde las víctimas y el personal de rescate se descontaminan antes ...

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