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De acuerdo con el Consenso de Roma III y IV, la definición de dispepsia funcional se refiere a la manifestación de síntomas que se presentan u originan en la región gastroduodenal, que se muestran con síntomas de plenitud posprandial, saciedad temprana, dolor epigástrico o ardor en ausencia de alguna enfermedad metabólica, sistémica u orgánica que explique la sintomatología y que reduce significativamente la calidad de vida de quien la padece.
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Es difícil reportar la prevalencia real de la dispepsia por las diferentes definiciones utilizadas, sin embargo se considera que es una de las dos enfermedades gastrointestinales más comunes, afecta del 25 al 40% de la población durante su vida y representa del 3 al 5% de todas las visitas médicas de primer contacto de las personas que mencionan síntomas dispépticos crónicos o recurrentes y la prevalencia se modifica en las distintas comunidades de uno a otro país.
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La fisiopatología de la dispepsia funcional es compleja e incluye factores psicosociales, alteraciones del eje cerebro-intestino, hipersensibilidad visceral, motilidad intestinal anormal, infecciones o estados posinfecciosos y una posible predisposición genética.
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Actualmente la dispepsia funcional se considera en tres manifestaciones mayores dependiendo de los síntomas predominantes: síndrome de distrés posprandial (SDP), síndrome de dolor epigástrico (SDE) y sobreposición.
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El diagnóstico de dispepsia funcional requiere la exclusión de causas orgánicas de los síntomas. Se debe hacer una historia clínica y una exploración física detallada con especial interés en la búsqueda de datos de alarma, ya que un diagnóstico no oportuno de una neoplasia gastrointestinal puede ser devastador. Es por ello que el realizar estudios de laboratorio, gabinete y endoscopia del tracto digestivo son recomendados en la evaluación de la dispepsia no investigada.
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El manejo de la dispepsia funcional comienza al explicar al paciente que no existen causas anatómicas ni estructurales para sus síntomas. Se debe explicar la naturaleza crónica del padecimiento y dirigir el tratamiento hacia el síntoma predominante. Se recomienda modificar el estilo de vida y la dieta, prescribir fármacos para síntomas específicos que incluyan terapia supresora del ácido con antiácidos e inhibidores de la bomba de protones, procinéticos, la erradicación de Helicobacter pylori (H. pylori), sobre todo en áreas endémicas, ansiolíticos y antidepresivos, acupuntura, psicoterapia y la terapia conductual parece ser útil en algunos casos.
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La palabra dispepsia proviene del griego δυσπεψια (dyspepsia), formada por el prefijo δυσ (dys: mal), el verbo πέψις (pepsis: cocer, digerir) y el sufijo ία (-ia: cualidad), y significa “mala digestión”. Lamentablemente, es un término muy amplio y difícil de interpretar para los pacientes. En 2006, el Consenso de Roma se reunió para formular los ...