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Se puede considerar que las pruebas de funcionamiento hepático (PFH) son marcadores de daño o disfunción hepatocelular.
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Señalan la causa de la enfermedad hepática
Valoran la gravedad del daño
Ayudan a formular el pronóstico
Evalúan la eficacia del tratamiento
Pueden ser la primera indicación de enfermedad hepática subclínica
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La interpretación adecuada de las PFH en el contexto de un interrogatorio y examen físico realizados cuidadosamente puede conducir a un diagnóstico correcto y a guiar las futuras decisiones y evaluaciones diagnósticas, estas pruebas se consideran marcadores de daño o disfunción hepatocelular, sin embargo, muestran ciertas desventajas como bajas sensibilidad, especificidad y bajo poder pronóstico, ya que pueden resultar anormales en algunos trastornos que no se relacionan en esencia con daño hepático (p. ej., insuficiencia cardiaca, sepsis, infecciones como brucelosis, entre otros). Diferentes tipos de enfermedad hepática se relacionan a menudo con distintos patrones de anormalidades bioquímicas, por lo que mediante estas pruebas se puede llegar a:1
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Identificar la presencia de enfermedad hepática
Distinguir entre varios tipos de alteraciones hepáticas
Valorar la gravedad del daño
Formular el pronóstico
Evaluar la eficacia del tratamiento
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La alteración de las PFH puede ser la primera indicación de enfermedad hepática subclínica.
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CLASIFICACIÓN DE LAS PFH
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Para el estudio de los pacientes con enfermedad hepática resulta más sencillo utilizar una clasificación de las PFH dentro de las siguientes categorías:
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Pruebas que reflejan lesión de los hepatocitos o conductos biliares
Pruebas que evalúan la capacidad del hígado para transportar aniones orgánicos y depurar sustancias endógenas y exógenas de la circulación
Pruebas para medir la capacidad de desintoxicación del hígado
Pruebas para medir la función sintética del hígado
Otras pruebas (hepáticas y no hepáticas) que contribuyan a un diagnóstico más preciso de la enfermedad hepática
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PRUEBAS QUE REFLEJAN LESIÓN HEPATOBILIAR
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Estas pruebas se pueden dividir en marcadores enzimáticos de daño hepatocelular y marcadores de colestasis (cuadro 41–1).
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