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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
El embarazo suele exacerbar muchos trastornos digestivos crónicos; el objetivo central de la valoración es controlar los síntomas y descartar una necesidad urgente de cirugía mientras se minimiza la exposición a pruebas y medicamentos excesivos.
Las pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (IBD, inflammatory bowel disease) deben estar en remisión mientras intentan concebir, y la mayoría de los medicamentos para la IBD son seguros durante el embarazo y la lactancia.
La apendicitis es la indicación más común de cirugía durante el embarazo.
Los cálculos biliares son más frecuentes durante el embarazo.
Las indicaciones para cirugía urgente son las mismas en pacientes embarazadas que en no embarazadas.
Se deben efectuar esfuerzos para minimizar el riesgo para la madre y el feto al realizar pruebas endoscópicas y radiológicas diagnósticas y terapéuticas.
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Consideraciones generales
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Durante el embarazo, la atención de las enfermedades digestivas plantea múltiples desafíos. Primero, las enfermedades digestivas son usuales durante el embarazo y muchos trastornos gastrointestinales predisponentes se agravan con el mismo. En segundo lugar, las opciones diagnósticas, con frecuencia, son limitadas durante el embarazo, ya que existe la necesidad de minimizar las pruebas debido a la preocupación por la exposición tanto materna como fetal. Por último, el tratamiento de estas enfermedades es más complejo debido a la necesidad de considerar riesgos adicionales tanto para la gestante como para el feto, derivados de medicamentos, procedimientos endoscópicos y cirugías. Durante el embarazo, los datos acerca de seguridad y eficacia de medicamentos y procedimientos suelen ser escasos o inadecuados; pocos ensayos controlados han incluido mujeres embarazadas, y menos aún se diseñaron de manera específica para estudiar enfermedades digestivas en esta población. Desde 2019, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos comenzó a introducir nuevas etiquetas de fármacos recetados. Estas nuevas etiquetas reemplazarán las antiguas categorías A, B, C, D y X con información más útil de los riesgos de un medicamento durante el embarazo y la lactancia. El nuevo etiquetado tiene como objetivo proporcionar una declaración de riesgo más completa basada en estudios en humanos, animales y datos farmacológicos, lo que permite que el prescriptor y el consumidor tomen una decisión más informada, en lugar de referirse a las categorías de embarazos anteriores.
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El cuadro 7–1 resume las categorías anteriores de la FDA de Estados Unidos para el uso de medicamentos en el embarazo.
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