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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
El tratamiento antineoplásico genera una incidencia alta de complicaciones gastrointestinales agudas. Sin embargo, los síntomas en ocasiones son leves, y la presentación, retardada.
Los pacientes con cáncer tienen una prevalencia alta de náuseas, vómitos y diarrea mientras están recibiendo terapia antineoplásica. Empero, su manejo varía con base en la causa subyacente, que suele ser multifactorial.
Los agentes dirigidos a moléculas y los inhibidores de punto de control inmunitario (ICI, immune checkpoint inhibitors) pueden causar otras varias complicaciones gastrointestinales, además de diarrea/colitis. Éstas comprenden hepatitis, sangrado gastrointestinal, perforación y, rara vez, pancreatitis.
La evaluación y el manejo tempranos de toxicidades gastrointestinales son esenciales para evitar complicaciones serias.
Los sobrevivientes de cáncer que no están recibiendo tratamiento activo requieren vigilancia e intervención para las secuelas a largo plazo del cáncer y su tratamiento.
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La toxicidad gastrointestinal por terapia antineoplásica puede causar morbilidad importante y tener repercusiones adversas sobre el cuidado oncológico continuo. Con los avances en la atención a pacientes con cáncer, también tiene importancia abordar secuelas a largo plazo de la terapia antineoplásica que pueden tener repercusiones sobre la calidad de vida.
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COMPLICACIONES AGUDAS
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Consideraciones generales
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La diarrea es un efecto secundario frecuente de la terapia antineoplásica. No obstante, la incidencia y los mecanismos por los cuales ocurre la diarrea varían con la quimioterapia, la terapia molecular dirigida, y en pacientes que están recibiendo inmunoterapia para cáncer.
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La quimioterapia citotóxica que se dirige a células en división rápida fue la primera clase de tratamiento para el cáncer, y persiste como el estándar de atención para muchos tipos de enfermedad maligna. Si bien es eficaz para matar células cancerosas, puede causar efectos secundarios sistémicos importantes. La diarrea inducida por quimioterapia es común entre múltiples regímenes diferentes, pero se informa con mayor frecuencia con las fluoropirimidinas (5-fluorouracilo), sus profármacos (p. ej., capecitabina) e irinotecán. Aproximadamente 50 a 90% de los pacientes que están recibiendo estos fármacos tienen diarrea, y en 5 a 20% de los pacientes los síntomas son graves.
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B. Terapia molecular dirigida
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La activación aberrante de cinasas es un paso importante en la oncogénesis. Los inhibidores de la tirosina cinasa (TKI, tyrosine kinase inhibitors) incluyen anticuerpos monoclonales administrados por vía intravenosa que se dirigen al ligando o receptor, e inhibidores de molécula pequeña administrados por vía oral que se dirigen a una o más cinasas intracelulares. La diarrea es un efecto adverso común de los inhibidores de la cinasa; 50 a 95% de los pacientes tienen diarrea leve y un riesgo ocho veces mayor de presentar diarrea de alto grado en comparación con el placebo. Los inhibidores de la cinasa que se dirigen al receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR, epidermal growth factor receptor) y ...