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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
Los exámenes hepáticos anormales (exámenes séricos para ALT, AST, fosfatasa alcalina y bilirrubina) se pueden caracterizar por el patrón, gravedad y duración que ayudan a guiar el diagnóstico diferencial y los exámenes diagnósticos.
Los exámenes hepáticos no deben confundirse con los de función hepática, que se evalúa mediante INR y albúmina sérica.
La mayoría de las causas de los exámenes hepáticos anormales se puede determinar a partir de la historia clínica y la exploración física cuidadosas junto con exámenes selectivos no invasivos.
Se debe obtener información sobre antecedentes de exámenes hepáticos anormales; correlación temporal con hipotensión, medicamentos, antibióticos, suplementos, alcohol, exposiciones virales, viajes, embarazo; diagnóstico de síndrome metabólico, trastornos autoinmunitarios, enfermedades hematológicas, insuficiencia cardiaca o enfermedad inflamatoria intestinal; antecedentes familiares de enfermedad hepática; y causas no hepáticas de anomalías en los exámenes.
Los valores de los exámenes hepáticos no se correlacionan con el grado de fibrosis hepática.
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CONSIDERACIONES GENERALES
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Los exámenes químicos hepáticos de rutina consisten en análisis séricos del nivel de alanina aminotransferasa (ALT, alanine aminotransferase), aspartato aminotransferasa (AST, aspartate aminostransferase), fosfatasa alcalina y bilirrubina (directa e indirecta). Estos exámenes pueden evaluar y caracterizar la lesión hepática, pero no son marcadores de la función, que se mide mediante el índice internacional normalizado (INR, international normalized ratio) y la albúmina. La presencia de un INR ≥1.5 y encefalopatía en un paciente sin enfermedad hepática crónica debe impulsar una evaluación urgente para detectar insuficiencia hepática aguda.
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Es importante tener en cuenta que muchos laboratorios proporcionan rangos de referencia variables para ALT y AST normales en función de su prevalencia en la población analizada. El límite superior de los valores normales (ULN, upper limit of normal) se considera ALT o AST de 19 a 25 IU/L para mujeres y de 29 a 33 IU/L para varones, y los valores superiores a estos deben considerarse anormales. Además, cualquier elevación aislada predominante de las enzimas hepáticas debe hacer pensar en causas no hepáticas, ya que estas enzimas también se pueden encontrar fuera del hígado.
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En general, el patrón, gravedad y duración de los exámenes hepáticos anormales pueden guiar el estudio diferencial y diagnóstico. La anamnesis y la exploración física cuidadosos son fundamentales para identificar con rapidez la causa de estas anomalías y priorizar los exámenes de laboratorio. No todas las causas de la enfermedad hepática se identifican sólo mediante exámenes (p. ej., daño hepático inducido por fármacos) y las causas que se pueden probar no siempre se consideran (p. ej., hepatitis E o enfermedad celíaca), o es posible que no se busquen con la prueba correcta (p. ej., obtener anticuerpos contra la hepatitis C en lugar de la carga viral de la hepatitis C para daño hepático agudo).
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La evaluación inicial debe incluir información detallada sobre cualquier antecedente de exámenes hepáticos anormales; cualquier vinculación temporal con hipotensión, medicamentos (particularmente recetas, ...