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INTRODUCCIÓN

El término dolor se emplea con ambigüedad y ello explica que su conocimiento y comprensión sean difíciles. Un aspecto, el más fácil de comprender, es la transmisión de impulsos por algunas vías como reacción a estímulos que pueden dañar tejido, es decir, la nocicepción. Más difícil de entender es su característica de estado mental vinculado íntimamente con las emociones, como la angustia o el sufrimiento que, según Aristóteles, es una “pasión del alma”, y cuya definición y cuantificación son complicadas. Esta dualidad (nocicepción y sufrimiento) tiene importancia práctica al seleccionar las estrategias terapéuticas integrales apropiadas para un paciente. Asimismo, la interrupción de ciertas vías nerviosas puede suprimir toda la sensibilidad en una parte afectada, pero sin desaparición del dolor (p. ej., disestesia de desnervación o anestesia dolorosa), incluso en una extremidad amputada (“dolor fantasma”). Por último, casi cualquier modalidad sensitiva, como el tacto, presión, calor o frío, puede inducir dolor si su intensidad es suficiente.

Aunque se ha aprendido mucho de la anatomía de las vías del dolor, sus mecanismos fisiológicos y las estructuras que deben suprimirse para producir analgesia, el control efectivo del dolor por medios médicos y quirúrgicos es todavía un desafío clínico considerable. La práctica de la medicina del dolor pone a prueba a cualquier médico cuidadoso, dado que exige de él habilidades máximas. Un problema aún mayor es el de los individuos que solicitan tratamiento por un dolor de muy pocas bases estructurales aparentes o ninguna; una investigación adicional puede revelar que cierta molestia relativamente menor se agrava por el miedo a un padecimiento, preocupación o depresión, o bien que la queja dolorosa es un medio para atraer atención, obtener sustancias psicoactivas o ganar una compensación económica. Otros factores que complican más los aspectos de la medicina del dolor son la dependencia, la tolerancia y la adicción a los narcóticos, tal y como lo informan la sociedad y las organizaciones políticas. Por último, el médico debe estar preparado para tratar a los pacientes que exigen alivio del dolor resistente al tratamiento secundario a una anomalía establecida e incurable.

ANATOMÍA DEL DOLOR

Perspectiva histórica

Durante más de un siglo, dos teorías principales dominaron la percepción de la naturaleza de la sensación dolorosa. Una, conocida como la teoría de la especificidad, se relacionó desde el principio con el nombre de von Frey, quien sostenía que la piel consistía en un mosaico de finos puntos sensitivos que, al estimularse, producían una sensación, ya fuera de dolor, presión, calor o frío; en su opinión, estas sensaciones poseían un órgano receptor característico en la piel conectado con el encéfalo por medio de una vía particular propia. Una segunda teoría, la de Goldscheider, postulaba que no existen receptores distintivos para el dolor, sino que la sensación de dolor era resultado de la suma de estímulos de presión intensa o térmicos aplicados a la piel. ...

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