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Los movimientos oculares y la visión son virtualmente inseparables. La experiencia visual normal depende no solo de la integridad de las vías visuales aferentes, sino también de los mecanismos que controlan los diversos tipos de movimientos oculares. Para la búsqueda visual se requieren movimientos oculares coordinados, con periodos estables de fijación de la imagen en el centro de las dos retinas. Redes especializadas intervienen en los movimientos oculares voluntarios, los reflejos rápidos (movimientos sacádicos), el seguimiento de un objeto en movimiento (búsqueda) y los movimientos reflejos rápidos en respuesta a los movimientos del cuerpo o la cabeza (reflejos vestibulooculares).
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Las anomalías de los movimientos oculares son de tres tipos básicos. La primera puede ser rastreada hasta encontrar una lesión de los propios músculos extraoculares, la unión neuromuscular o los pares craneales que los inervan (parálisis nuclear o infranuclear). El segundo tipo, de interés neurológico particular, es un trastorno de los mecanismos nerviosos especializados que permiten a los ojos moverse en conjunto (parálisis supranuclear o internuclear). El estrabismo congénito es el tercer grupo de trastornos, quizá más frecuente, pero no de origen principalmente neurológico, en el que existe un desequilibrio congénito de los músculos fijos que producen el movimiento extraocular. Este desajuste ocular precoz es una de las causas de la reducción del desarrollo de la visión monocular (ambliopía), como se explica al final del capítulo anterior.
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CONTROL SUPRANUCLEAR DE LOS MOVIMIENTOS OCULARES
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Generalidades anatómicas y fisiológicas
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Ningún otro aspecto de la anatomía y la fisiología humanas muestra de manera más instructiva la orientación sensitiva de la actividad muscular que el control nervioso de los movimientos oculares coordinados. El conocimiento de los mecanismos centrales y periféricos que explican los movimientos oculares normales permite localizar con gran precisión lesiones dentro de estas vías. Enfocar los ojos de manera voluntaria, estabilizar los objetos para su escrutinio cuando uno está en movimiento y enfocar de manera precisa los objetos cercanos y lejanos son aspectos que demandan la coordinación perfecta de seis grupos de músculos extraoculares y tres grupos de músculos intrínsecos (músculos ciliares, esfínteres y dilatador del iris). Los mecanismos nerviosos que controlan estas funciones se hallan en el mesencéfalo y la protuberancia, aunque los centros del bulbo raquídeo, el cerebelo, los núcleos basales y los lóbulos frontal, parietal y occipital del cerebro ejercen una influencia importante en ellos. Gran parte del conocimiento sobre la anatomía y la fisiología de las vías relacionadas con la fijación y los movimientos oculares estables se ha derivado tanto de las correlaciones clínico-patológicas en seres humanos como de experimentos en monos.
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La visión binocular precisa se logra mediante la acción conjunta de los músculos oculares. El término ducción define el movimiento de un ojo en una sola dirección. Al movimiento sincrónico de ambos ojos se le denomina versión. El término usual mirada conjugada simplemente indica ...