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En este capítulo, los autores intentan hacer una revisión global del muy amplio tema de las neuropatías periféricas. La estructura y la función del sistema nervioso periférico son relativamente sencillas, por lo que podría suponerse que es completo el conocimiento que se tiene de sus enfermedades, situación que no sucede en la realidad. Por ejemplo, cuando en un centro muy especializado se estudió intensivamente a un grupo de pacientes de polineuropatía crónica en busca de enfermedades de nervios periféricos, hace algunos decenios, en 24% de esa población no se logró una explicación convincente del problema (Dyck et al., 1981), y en las instituciones de atención en la actualidad prevalecen cifras igual de desalentadoras. Aún más, no son muy precisas las bases fisiológicas de muchos síntomas neuropáticos, y en algunas de las neuropatías se desconocen aún los cambios patológicos. Sin embargo, los rápidos avances en las técnicas en el campo de la inmunología y la genética molecular seguramente están aclarando categorías enteras de neuropatías. En años recientes también se han introducido formas eficaces del tratamiento contra algunas neuropatías periféricas, lo cual obliga a contar con un diagnóstico preciso. Por todas las razones comentadas, hoy en día, el campo de las neuropatías periféricas constituye uno de los más difíciles y gratificantes dentro de la neurología para los médicos.
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Es importante tener un concepto claro del tamaño del sistema nervioso periférico (SNP) y los mecanismos por los que la enfermedad lo afecta. El SNP comprende todas las estructuras nerviosas que están por fuera de la piamadre que rodea la médula espinal y el tronco del encéfalo, con excepción de los nervios ópticos y los bulbos olfatorios, que son solo extensiones especiales del encéfalo. Los nervios en el conducto raquídeo y que están unidos a la superficie ventral o anterior y dorsal o posterior de la médula reciben el nombre de raíces raquídeas, que luego forman los nervios espinales numerados; los que están unidos a la superficie anterolateral del tronco del encéfalo son las raíces de pares craneales, o pares craneales.
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Las raíces raquídeas, o posteriores (aferentes o sensitivas), comprenden prolongaciones axónicas centrales de los ganglios sensitivos y craneales. Al llegar a la médula espinal y el tronco del encéfalo, tales raíces recorren tramos variables en el interior de las astas dorsales y las columnas posteriores de la médula y al interior de los fascículos trigémino espinal y otros en ella y la protuberancia, antes de establecer sinapsis con neuronas sensitivas secundarias, como se describe en los capítulos 7 y 8, donde se revisan la neurología del dolor y la sensación. Los axones periféricos de las neuronas de los ganglios de las raíces dorsales son las fibras de nervios sensitivos (en algunos documentos se les considera dendritas). Su estructura final son las terminaciones de ramificación libre o corpuscular especializada, es decir que van a los receptores sensitivos, en la ...