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INTRODUCCIÓN

La resonancia magnética del hombro sigue siendo una de las indicaciones más frecuentes en las valoraciones de los pacientes de ortopedia y medicina deportiva. Entre las enfermedades más frecuentes se encuentran la artropatía del manguito de rotadores y del bíceps, la inestabilidad glenohumeral anteroinferior, el desgarro del rodete glenoideo y la osteoartrosis de las articulaciones acromioclavicular y glenohumeral. La resonancia magnética del hombro proporciona una mejor valoración de las estructuras de los tejidos blandos y las patologías en comparación con la tomografía computarizada y las radiografías.1 Por tanto, la comprensión fundamental de la resonancia magnética del hombro puede ser de gran ayuda para el médico en ejercicio y para el radiólogo musculoesquelético al momento de diagnosticar diversas causas de dolor.

La resonancia magnética del hombro suele realizarse en tres planos ortogonales (axial, coronal y sagital) con respecto a la articulación glenohumeral. Una secuencia coronal debe ser perpendicular al eje corto de la superficie articular glenoidea (fig. 12–1A), mientras que la sagital es paralela al eje corto de la superficie articular glenoidea (fig. 12–1B) y la axial es perpendicular al eje largo de la superficie articular glenoidea (fig. 12–1C). Se obtienen secuencias sensibles tanto a la grasa como a los líquidos en los tres planos ortogonales. Las secuencias sensibles a la grasa son las mejores para la anatomía detallada y la valoración ósea, mientras que las secuencias sensibles a los líquidos son las mejores para la valoración de los tendones o el rodete glenoideo. En determinados casos, como la valoración de un tumor, puede administrarse medio de contraste intravenoso. Para la artrografía por resonancia magnética, que es la mejor para visualizar las alteraciones del rodete glenoideo, se administra gadolinio diluido intraarticular antes de la resonancia magnética.2,3

Figura 12–1.

Secuencias de resonancia magnética estándar del hombro. Las secuencias coronal (A), sagital (B) y axial (C) del hombro deben ser oblicuas en los planos de la articulación glenohumeral. La secuencia coronal (A) debe ser perpendicular a la superficie articular glenoidea, como se muestra en la imagen axial (línea punteada blanca). La secuencia sagital (B) debe ser paralela a la superficie articular glenoidea, como se muestra en la imagen axial (línea blanca). La secuencia axial (C) debe ser perpendicular a la superficie articular glenoidea, como se muestra en la imagen coronal (línea punteada).

Un método estructurado de la valoración e interpretación de la resonancia magnética de hombro es crucial. En nuestra práctica, organizamos el informe sobre los hombros en las siguientes secciones: 1) articulación acromioclavicular (AC), 2) tendones y músculos del manguito de rotadores, 3) bíceps, 4) rodete, 5) articulación glenohumeral y 6) varios.

ARTICULACIÓN ACROMIOCLAVICULAR

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