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INTRODUCCIÓN

El organismo humano está compuesto por 234 billones de células, diferenciadas para cumplir funciones específicas y, con excepción de las células nerviosas, deben reproducirse para reemplazar a las células que, llegadas a su madurez o diferenciación, deben morir.1,2,3

El cáncer es una enfermedad compleja que es muy variable en su presentación, desarrollo y resolución entre un paciente y otro. Esto se debe a la heterogeneidad y variabilidad que existe a nivel celular y molecular. Es un proceso de varios pasos, durante el cual las células experimentan cambios en su comportamiento y metabolismo, llevándolas a proliferar de manera excesiva pudiendo invadir tejidos distantes para formar metástasis.2 Estos cambios surgen a través de la acumulación de modificaciones en los programas que controlan la proliferación celular, lo cual afecta su relación con células vecinas, así como su capacidad para escapar del sistema inmunitario. Este proceso da como resultado la formación de un conjunto de células desreguladas, que pueden calificarse como “fuera de la ley” porque no obedecen las reglas que controlan el crecimiento y el comportamiento celular normal.

Dicho conjunto de células puede pasar desapercibido por un tiempo determinado; sin embargo, finalmente crecerá hasta perturbar funciones fisiológicas, dando lugar a múltiples síntomas, dependiendo de la ubicación, tamaño de la masa y de la propagación de las células cancerosas dentro del organismo. El cáncer rompe las reglas básicas del comportamiento celular, mediante el cual los organismos multicelulares están regidos. Los productos de los oncogenes y genes supresores tumorales modifican diferentes vías de señalización intracelulares fisiológicas, alterando los programas de proliferación, diferenciación, apoptosis, adhesión/movilidad, entre otros. En el cáncer, como en otras enfermedades complejas, las alteraciones de las vías de señalización de las células transformadas se encuentran bajo el efecto de células del microambiente tisular o células localizadas a distancia, a través de señalizaciones extracelulares. Los diferentes tipos de cáncer no corresponden a una sucesión fija de mutaciones específicas de varios genes, por el contrario, diferentes productos de la expresión de genes son modificados por alteraciones genéticas y epigenéticas progresivas. Estas moléculas modificadas participan en diferentes rutas como componentes de redes moleculares de las vías intracelulares de señalizaciones y consecuentemente las transforman en vías de señalización oncogénicas, que finalmente conducen a la iniciación y progresión, incluso en distintos tipos de cáncer clínicamente idénticos.3

GENES DEL CÁNCER

Los programas genéticos dirigidos por el cáncer están presentes en decenas de genes que están dispersos por todo el genoma humano. Se estima que el ADN humano contiene alrededor de 23 000 genes. Varios miles de estos genes (3 000–5 000) codifican proteínas involucradas en programas genéticos que son desregulados en procesos de cáncer4. Un gen disfuncional puede resultar en la producción de niveles anormales de una proteína, la producción de una proteína aberrante (con cualquier ganancia o pérdida de la función), o la ausencia total de ...

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