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INTRODUCCIÓN

La citología permite precisar un diagnóstico con mínima invasión, rapidez y bajo costo; sin embargo, su rendimiento diagnóstico es variable y depende de la correlación con la información clínica, estudios de imagen o de laboratorio. Por ejemplo, hay áreas específicas en la citopatología donde las pruebas moleculares tienen un papel útil, como en los especímenes de citología cervicouterina para determinar la presencia de virus del papiloma humano (VPH), en la tiroides para identificar las mutaciones de BRAF, RET y RAS, en páncreas la mutación de KRAS, en pulmón las de EGFR, KRAS y ALK, las cuales se utilizan como blanco terapéutico molecular.

CITOLOGÍA EXFOLIATIVA

En esta modalidad se analizan células que descaman de manera espontánea o células exfoliadas con algún instrumento. La citología exfoliativa es particularmente importante en la detección oportuna del cáncer del cuerpo uterino, el cual representa uno de los principales problemas de salud en el mundo, ya que es una causa importante de muerte en mujeres. La citología cervicovaginal (CCV) es una prueba accesible, sencilla, aceptada, sensible y específica, que –aplicada correctamente– abate la mortalidad.

La sensibilidad de la CCV es muy variable (30 a 87%) y la especificidad (86 a 100%), debido a falsos negativos. La falta de muestreo de la zona de transformación, mala técnica de extendido, mala fijación del material y procesamiento inapropiado, explican algunos errores, mientras que los errores de interpretación se deben a rastreo deficiente y falta de capacitación del personal. La mejora en la calidad de la toma disminuye los diagnósticos falsos negativos y falsos positivos, mejorando la sensibilidad.1

La detección debe iniciar con la vida sexual, luego se practica durante dos años consecutivos; si los resultados son negativos, se efectúa cada tres años hasta los 65 años. Este intervalo está sustentado por el tiempo que toman las lesiones intraepiteliales en evolucionar (NIC1 a NIC3: tres a ocho años, y de NIC1 a NIC3 o carcinoma invasor: 10 a 15 años).

La preparación implica evitar relaciones sexuales, duchas o medicamentos vaginales las 24 a 48 horas previas al estudio y posponerlo en caso de menstruación. Se utilizan espejos vaginales desechables y de tamaño adecuado. Es importante no usar geles lubricantes, tener instrumentos de obtención adecuados, laminillas etiquetadas y fijador, casi siempre alcohol de 96°.

El instrumento ideal para la toma de la muestra es la espátula de Ayre y un cepillo citológico (Cytobrush), este último con indicaciones muy precisas (nulíparas, pacientes con cuello uterino atrófico y cualquier otra anormalidad donde la zona de transformación no es visible). La muestra se toma del exocérvix, girando la espátula 360º para cubrir toda su extensión. Luego se introduce el cepillo en el orificio endocervical, donde se rota un cuarto de vuelta para que las cerdas hagan el giro completo.

En caso de utilizar brocha cervical (Cytobroom), debe girarse tres a cuatro ...

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