Skip to Main Content

INTRODUCCIÓN

La cirugía de mínima invasión ha sido aplicada en la oncología desde 1989, cuando Canis et al.1 reportaron una histerectomía radical laparoscópica con linfadenectomía pélvica; sin embargo, su implementación marcada se dio en 2006 con un incremento de 1.8% en ese año a 31.1% registrado en 2010 como primera opción de abordaje quirúrgico.2

Múltiples estudios han demostrado ventajas de la cirugía de mínima invasión vs. cirugía abierta como menor estancia hospitalaria, menor número de complicaciones posquirúrgicas, menor morbilidad asociada y menor requerimiento de analgésicos por las pacientes, pero también han mostrado que se requieren espacios quirúrgicos más amplios, curva de aprendizaje por el cirujano más lenta y una mayor limitación ergonómica,1,3,4 por lo que en estos últimos aspectos la cirugía robótica ha ganado terreno por una curva de aprendizaje mucho más corta, uso de cámara en tercera dimensión y mayor comodidad para el cirujano,5,6 intervención que fue aprobada por Food and Drug Administration (FDA) de EE. UU., para procedimientos ginecológicos desde 2005,7,8 y que, según las cifras de Intuitive Surgical, alrededor de 600 000 intervenciones se realizaron en todo el mundo en el año 2014, de las cuales 50% fueron en ginecología, 30% en urología y aproximadamente 20% en cirugía general y operaciones de tórax. En 2011, la proporción de histerectomías robóticas realizadas para indicaciones benignas en EE. UU. fue tan alta como 27%.8

Recientemente dos publicaciones importantes con respecto a cáncer de cérvix han analizado no solo los aspectos previamente mencionados, sino que además han valorado la supervivencia global (SG) de las pacientes sometidas a histerectomía radical en cáncer de cérvix9,10 mostrando disminución de la misma en casos sometidos a cirugía de mínima invasión vs. cirugía abierta, por lo que no solo es importante definir al paciente ideal para una intervención de mínima invasión, sino además considerar y analizar la patología oncológica por la cual será intervenido.

PREPARACIÓN DEL PACIENTE, PUNTOS IMPORTANTES A CONSIDERAR

Selección del paciente (figura 66–1). Es importante considerar que el paciente durante el evento quirúrgico requiere de una posición en Trendelenburg forzada, por lo que esto debe tomarse en cuenta en casos con obesidad mórbida y/o comorbilidades asociadas como enfermedad pulmonar, vascular, cardiaca u oftalmológica, tanto el neumoperitoneo como esta posición forzada durante horas puede condicionar aumento de la presión dentro de la cavidad torácica, restringiendo el movimiento diafragmático, generando hipercapnia y acidosis. Por otro lado, la preparación intestinal se valora igual que en la cirugía abierta, es decir, solo preparar a las pacientes que tengan alto riesgo de lesiones intestinales por múltiples cirugías previas, riesgo de adherencias o cirugía intestinal previa.11

Figura 66–1

Puntos importantes a considerar en la cirugía de mínima invasión.

...

Pop-up div Successfully Displayed

This div only appears when the trigger link is hovered over. Otherwise it is hidden from view.