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Las superficies acrales, como los pies, tienen características únicas que las hacen susceptibles a ciertas condiciones dermatológicas. La superficie plantar del pie tiene la capa más gruesa de queratina, una alta concentración de glándulas sudoríparas ecrinas y nervios sensoriales, corpúsculos de Pacini y otros mecanorreceptores. La combinación de queratina abundante y sudor crea un ambiente ideal para infecciones fúngicas. La fricción y el contacto con el calzado también hacen que los pies sean susceptibles a dermatitis por contacto. Además, los pies sufren de manera desproporcionada trastornos vasculares, por su ubicación anatómica dependiente de la gravedad, y neuropatías periféricas de fibras sensitivas pequeñas. Puesto que en los pies ocurren lesiones frecuentes, los trastornos vasculares y las neuropatías sensitivas los predisponen a heridas recurrentes difíciles de manejar.
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MÉTODO PARA REALIZAR EL DIAGNÓSTICO
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Las enfermedades cutáneas de los pies pueden clasificarse en las siguientes categorías generales (en orden descendente de frecuencia) (cuadro 40–1).
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Dermatosis inflamatorias
Enfermedades infecciosas
Úlceras
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