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Los estudios de laboratorio y gabinete son auxiliares del diagnóstico y deben estar siempre al servicio del clínico, de modo que el médico no debe esperar que el laboratorio resuelva un problema diagnóstico ni depender de sus resultados. Ante una discrepancia entre los hallazgos de laboratorio y los datos clínicos, es imperativo que prevalezca el criterio clínico.
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Al enviar a un paciente al laboratorio, el médico ya debe tener en mente una idea diagnóstica previa para solicitar los estudios pertinentes que sean de utilidad y no tan solo indicar exámenes de rutina, lo que sólo significaría ignorancia o motivos no éticos.
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En dermatología, el mejor examen complementario por su sencillez y utilidad es la biopsia de piel, es decir, el estudio de un fragmento de piel tomado durante la vida del paciente.
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Es un procedimiento al alcance de cualquier médico, sea o no cirujano y, de hecho, puede realizarse en cualquier lugar con el mínimo de instrumental: lo mismo en un hospital que en un consultorio o hasta en la propia casa del paciente, incluso al pie de su cama, dada la accesibilidad del órgano cutáneo. A fin de obtener la máxima utilidad posible, es indispensable que la biopsia de piel reúna las siguientes condiciones.
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En la práctica, es factible obtener una biopsia de casi todas las lesiones cutáneas, aunque esto no significa que el médico deba tomar muestras de manera indiscriminada tan solo porque puede hacerlo. La biopsia está indicada cuando los datos clínicos que brinda la dermatosis no son suficientes para establecer el diagnóstico. Esto ocurre así, por ejemplo, en enfermedades ampollosas y tumores cutáneos; también cuando se desea confirmar el diagnóstico clínico realizado, como sucede ante un micetoma, pues la biopsia además ayudará a determinar el agente causal; para fines de investigación y enseñanza, así como para constatar los efectos del tratamiento instituido, como en el caso de un carcinoma de piel que se ha extirpado quirúrgicamente y es importante saber si no hay actividad tumoral en los bordes de la lesión extirpada o para ver los resultados del tratamiento en un caso de lepra lepromatosa.
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Hace algunas décadas todavía se discutía si la biopsia se debería practicar en tumores cutáneos pigmentados; ahora se considera que una de las principales indicaciones de la biopsia cutánea es justo la presencia de una lesión pigmentada como un nevo que ha crecido o cambiado en su morfología en las últimas semanas o meses, en especial si ha sangrado o presenta signos de inflamación. Hasta la fecha se considera la parte más importante de la detección temprana y oportuna de un melanoma maligno. La biopsia de las lesiones pigmentadas puede realizarse con bisturí o con sacabocado; con independencia del instrumento a utilizar, se recomienda la extirpación completa de la lesión, es decir, la biopsia escisional, lo cual permite el análisis completo ...