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El presente capítulo considera las enfermedades causadas por parásitos que causan lesiones en la piel, las cuales se dividen en tres grupos:
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Ectoparasitosis. Presencia del parásito en las capas más superficiales de la piel con o sin sensibilización del huésped. En este grupo se encuentran la escabiasis, las pediculosis, la larva migrans, las miasis, la trombidiasis y la tunguiasis.
Parasitosis subcutáneas y profundas. Alude a la presencia del parásito en las capas más profundas de la piel o en los órganos. En este rubro participan: leishmaniasis, amebiasis, oncocerciasis, gnatostomiasis o larva migrans profunda, larva migrans visceral, tripanosomiasis, filariasis, bilarziasis.
Parasitosis reaccionales. Hipersensibilidad a parásitos no presentes en la piel.
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A continuación, se analizan sólo las parasitosis más frecuentes.
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La escabiasis o sarna es una parasitosis cutánea producida por Sarcoptes scabiei var. hominis, fácilmente transmisible, familiar y un motivo frecuente de consulta. Afecta a personas de todas las clases sociales, de cualquier edad y sexo, aunque es más frecuente en quienes priva el desaseo y la promiscuidad.
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Es una enfermedad que se presenta de manera cíclica, originando pequeñas o grandes epidemias, se dice que suele aparecer cada 10 a 12 años y sin razón aparente declina y casi desaparece otros tantos años. Se han presentado algunos brotes después de desastres naturales.
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Debido a su alta transmisibilidad se considera un padecimiento familiar, de asilos, escuelas, cárceles y cuarteles, y ha llegado a afectar hasta 90% de la población de pequeños pueblos.
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La escabiasis es una enfermedad exclusivamente cutánea y muy pruriginosa, que afecta extensas áreas del cuerpo, mismas que varían según la edad del paciente: en los lactantes las lesiones suelen verse en todo el cuerpo con predominio de piel cabelluda, palmas, plantas y pliegues corporales. En el niño mayor y en el adulto, las lesiones quedan limitadas entre dos líneas (líneas de Hebra), una que pasa por los hombros y otra que pasa por las rodillas. No hay lesiones en la cabeza y muy pocas en piernas y pies. Aunque las lesiones aparecen en cualquier parte de esas regiones situadas entre las dos líneas de Hebra, existen sitios afectados muy peculiares cuyo reconocimiento es útil para el diagnóstico, como son: cara anterior de las muñecas y borde interno de las manos, pliegues interdigitales, cara interna de antebrazos, axilas, región periumbilical, pliegue interglúteo, escroto y pene, y en la mujer, areola y pezón (figuras 7–1, 7–2, 7–3, 7–4 y 7–5; esquemas 7–1 y 7–2; cuadro 7–1).
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