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Las relaciones sexuales que dan como consecuencia la propagación de la especie son la forma de comunicación más perfecta e íntima que existe entre dos seres. El ser humano es el único entre los seres vivos que ha logrado sublimar el mero instinto sexual animal en un acto amoroso, de entrega plena y satisfactoria de dos personas. Amor no es igual a sexo, tal vez por ello a las enfermedades resultado de esta relación interhumana se les llama propiamente infecciones de transmisión sexual (ITS) y no “venéreas” como antaño se les conocía haciendo alusión a Venus-Venere, la diosa del amor (figura 9–1).
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Las enfermedades resultado del acto amoroso son tan antiguas como la misma humanidad, pero su importancia ha variado mucho a través de los tiempos, se les ha descuidado algunas veces, en otras han producido epidemias. Han experimentado altas y bajas, resultado de diversos factores: costumbres, guerras, hacinamientos, prejuicios. Algunas ya son curables, otras no. Hay lesiones insignificantes, otras pueden causar la muerte, pero sí cabe señalar que afectan a una cantidad significativa de habitantes en el planeta entero y trascienden sexo, edad, raza, nación y condición socioeconómica.
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El advenimiento de la epidemia del SIDA en 1979 hizo surgir un nuevo interés en las ITS, no sólo por un incremento significativo en las estadísticas, sino también por la alteración en su historia natural —un ejemplo de ello es la sífilis, detalles que se mencionan en el apartado sobre el SIDA—, así como una mayor preocupación en el mundo por tratar de evitarlas.
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Las ITS se clasifican en dos grupos:
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Enfermedades esenciales de transmisión sexual. Entre ellas se cuentan sífilis, gonorrea, chancro blando o chancroide, linfogranuloma venéreo o enfermedad de Nicolás y Favre, granuloma inguinal también llamada enfermedad de Donovan y SIDA.
Enfermedades eventuales de transmisión sexual. Escabiasis, pediculosis, uretritis inespecíficas, enfermedades por clamidias, molusco contagioso, herpes simple, tiña y candidosis inguinal o genital, tricomoniasis, balanopostitis erosiva, hepatitis B, enfermedad pélvica inflamatoria, condilomas acuminados.
Aquí se consideran aquellas ITS más frecuentes en el contexto mexicano y que producen manifestaciones cutáneas (cuadro 9–1).
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La sífilis (o lúes) es una enfermedad infecciosa subaguda o crónica causada por Treponema pallidum; afecta piel, mucosas, anexos cutáneos y casi todos los ...