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En este capítulo incluiremos las enfermedades de la piel más frecuentes que están constituidas por manchas, es decir, por alteraciones evidentes en la pigmentación de la piel. Por abuso del lenguaje se incluyen también otros procesos en que hay cambios en el color de la piel; sin embargo, estos se deben a pigmentos ajenos a la melanina, como la argiria, provocada por depósitos de sales de plata, o la carotenemia, que se debe al aumento de los carotenos en la piel.
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Ya hemos señalado en el capítulo 1 de este libro que el color de la piel depende en esencia del pigmento café oscuro llamado melanina y se sintetiza en los melanosomas de los melanocitos, cuyo origen es la cresta neural y se encuentran entre las células basales de la epidermis.
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Sin embargo, en el color definitivo, y en extremo variable, de la piel intervienen además otros pigmentos, como la hemosiderina, los carotenos y la red vascular de los tegumentos.
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Este capítulo es muy amplio, son muchas las entidades en que hay cambios en la coloración de la piel como signos fundamentales de su patología; algunas ya se han estudiado en extenso en otros capítulos, y por tanto sólo serán mencionadas, por lo cual nos dedicarmos a revisar aquellas discromías importantes en la consulta general y que todavía no hemos tratado.
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Es común la consulta de las personas que presentan algún cambio importante en la coloración de su piel; en ocasiones se trata de cuadros banales, pero otros son más importantes e inclusive forman parte de síndromes patológicos complejos y de cierta trascendencia para la salud del paciente. De cualquier manera, las manchas en la piel siempre preocupan y no pocas veces angustian al paciente, de ahí el interés por tratar este tema. Un gran adelanto que se ha logrado en el concepto de las discromías radica en que por fin dejaron de ser consideradas como un problema cosmético y ahora se reconocen como verdaderas enfermedades de la piel, por lo que afectan la calidad de vida de los pacientes.
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CLASIFICACIÓN DE LAS DISCROMÍAS
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Puede hacerse desde diferentes puntos de vista:
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Según su extensión, las discromías podrían ser localizadas, diseminadas o generalizadas.
Según el color o la cantidad de pigmento, se dividirían en hipercromías o melanodermias, hipocromías, acromías o leucodermias o mixtas, también conocidas como leucomelanodermias.
Según su posible etiopatogenia será la clasificación que seguiremos, ya que parece más lógica porque explica su naturaleza y sugiere su tratamiento.
De acuerdo con este último punto de vista, tenemos (cuadro 12–1):
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