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Los recursos terapéuticos dermatológicos se agrupan en medicaciones externas y medicaciones de uso sistémico. Existen dermatosis que requieren únicamente una de ellas. Otras necesitan la acción simultánea de ambas.
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En este capítulo nos referiremos a las medicaciones externas, fototerapia y terapias físicas, dejando a las medicaciones de uso sistémico para tratarlas en los capítulos respectivos.
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En la terapéutica dermatológica local existen dos puntos básicos a considerar. Por un lado, la elección y la concentración del principio activo; por otro, el vehículo capaz y adecuado para transportar dicha medicación activa. El vehículo, así como puede ser un excelente coadyuvante en la respuesta terapéutica, si no ha sido elegido correctamente puede no ayudar a mejorar la dermatosis, e inclusive agravarla.
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Como principio general, las dermatosis inflamatorias agudas deben ser tratadas con preparados acuosos y secantes, mientras que los procesos inflamatorios crónicos se tratarán con preparados grasos y lubricantes.
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Son sustancias de poca o ninguna acción terapéutica a las que se incorporan los principios activos. Tres son los elementos básicos de un vehículo o excipiente dermatológico: agua, aceites o grasas y polvos. Éstos pueden ser usados individualmente o asociados entre sí, dando origen a las distintas formas farmacéuticas y a vehículos de diferentes características. Estos vehículos adquieren variados grados de complejidad y especificidad cuando se adicionan elementos coadyuvantes: los agentes tensioactivos en ocasiones pueden llegar a ser el principal constituyente de un vehículo, como en el caso de jabones y champús (cuadro 24–1).
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De acuerdo con el uso de estos elementos básicos, podemos agrupar las distintas formas farmacéuticas.
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Se utilizan con el objeto de facilitar la desecación; o bien como protectores, pues reducen la fricción y la humedad, y evitan así la maceración. Cuando se desea utilizar un polvo como suavizante o absorbente se debe de tener en cuenta que el almidón, mezclado con el sudor, constituye un adecuado medio para la proliferación de cándidas, por lo cual es preferible usar de rutina polvos que contengan talco y óxido de zinc.
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Los polvos actúan al evitar la inflamación; se les utiliza en zonas húmedas o sujetas a roces continuos y donde no es conveniente el uso de ungüentos o ...