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INTRODUCCIÓN

Hoy en día el láser es una herramienta muy útil en la práctica dermatológica, pues los tratamientos láser han permitido manejar patologías para las que antes no se disponía de una opción eficaz para su tratamiento. La palabra láser es un acrónimo en inglés que alude a la amplificación de luz por emisión estimulada de radiación (light amplification by stimulated emission of radiation), pero que el uso ha consagrado como un vocablo aceptado en español.

Dicho de otro modo, para mejor entendimiento del médico en formación, el láser es una fuente de luz en que la energía radiante está en forma de fotones y ondas capaces de producir efectos biológicos específicos en la piel. Esta luz es monocromática, coherente y consecuente. Es absorbida por un cromóforo (blanco o target) en la piel y transformada en calor, el cual puede ser explotado para tratar el blanco. Las estructuras o partículas que absorben de forma específica la luz láser se denominan cromóforos; entre ellas se cuentan la hemoglobina, la melanina, las tintas de los tatuajes, el agua o el colágeno. El impacto del calor varía con la energía utilizada, el tiempo del pulso, el tipo de lente y el tamaño del spot de la pieza de mano empleada. Todos los láseres y fuentes de luz utilizados en la dermatología emiten luz en el espectro visible muy cerca del electromagnético infrarrojo.

La mayoría de los láseres que se usan ahora funcionan bajo la teoría de fototermólisis selectiva, ideada por Anderson y Parrish en 1983. Esta teoría es muy importante, pues al utilizarse una longitud de onda específica y con una duración del impulso predeterminada se logra que la luz del láser sea absorbida por una estructura específica de la piel, sin dañar a otros tejidos. La longitud de onda se refiere a la localización de la radiación lumínica dentro del espectro electromagnético donde se emite cada láser. Siguiendo esta teoría de daño selectivo, existen las siguientes aplicaciones de tecnologías láser.

LÁSER PARA TRATAMIENTO DE LESIONES VASCULARES

El láser más utilizado para las lesiones vasculares es el de colorante pulsado (LCP), que tiene una longitud de onda de 595 nm (nanómetros). Las máquinas actuales cuentan con sistemas de enfriamiento que reducen el dolor y los cambios de coloración producidos por el rayo. Gracias a que la hemoglobina es un cromóforo de la piel, es posible tratar múltiples patologías vasculares. A continuación, se citan algunos ejemplos de ellas.

Malformación capilar tipo mancha vino de Oporto. Es una malformación vascular de bajo flujo que afecta la red capilar de piel y mucosa, a veces tejidos más profundos. Es congénita y se presenta en 0.5% de los recién nacidos. Hasta 90% de los portadores tienen mutación somática GNAQ o GNA11. Es una mancha rosada, presente desde el nacimiento y que en 90% de los casos se localiza en ...

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