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CASO DE ESTUDIO
Una mujer de 53 años con antecedentes de osteoartritis de la rodilla, colesterol alto, diabetes tipo 2 e hipertensión, se presenta con una nueva aparición de sofocos y una duda sobre un suplemento dietético. Es obesa (índice de masa corporal [BMI, body mass index] de 33), no practica ejercicio y pasa una gran parte de su día de trabajo sentada; sigue una dieta baja en azúcar y por lo regular cena alimentos congelados empacados, porque no tiene tiempo para cocinar. Sus recientes valores de laboratorio incluyen colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL, low-density lipoprotein) por encima de la meta, en 160 mg/dL (objetivo < 100 mg/dL), su función renal es normal, y su hemoglobina A1c está bien controlada a 6%. Su presión arterial es alta, 160/100 mm Hg. Los medicamentos que le han prescrito incluyen simvastatina, metformina y benazepril. También toma ibuprofeno de venta libre para el dolor ocasional de rodilla y un suplemento multivitamínico una vez al día. Ha escuchado buenos comentarios acerca de los productos naturales y pregunta si tomar a diario un suplemento de ajo podría ayudar a controlar su presión arterial y colesterol. También está muy interesada en la hierba de San Juan después de que un amigo le dijera que ayudó a aliviar sus sofocos, y también podría ayudar a mejorar el estado de ánimo. ¿Cómo le aconsejaría? ¿Hay algún suplemento que pueda aumentar el riesgo de hemorragia si se toma con ibuprofeno?
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El uso médico de plantas en su forma natural y sin procesar comenzó, sin duda, cuando los primeros animales inteligentes notaron que ciertas plantas alimenticias alteraron funciones corporales.* La Organización Mundial de la Salud estima que, a nivel global, 80% de la población de los países en desarrollo las utiliza en la actualidad como medicinas. Estas prácticas, sin embargo, son muy diferentes de los suplementos dietéticos (DS, dietary supplements) tanto derivados como no derivados de vegetales que están disponibles para los consumidores que viven en Estados Unidos. En 2021, las ventas de DS en Estados Unidos generaron más de $32 000 millones (USD) en ingresos, lo que hizo que la producción y venta de DS fuera sumamente rentable. De manera habitual, los fabricantes de DS comercializan nuevas formulaciones con poca supervisión regulatoria por parte de la US Food and Drug Administration (FDA). Esto ha dado lugar a mucha información poco confiable debido a formulaciones de productos naturales desconocidas o de mala calidad, estudios clínicos mal diseñados que pasan por alto errores de aleatorización o factores de confusión y, lo más importante, un efecto placebo que puede contribuir a 30–50% de la respuesta observada. Dado que la literatura que rodea a los DS está en evolución, se debe utilizar recursos confiables basados en evidencia para evaluar las afirmaciones y guiar las decisiones de tratamiento. Un compendio imparcial, y actualizado de forma periódica, de información ...