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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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La muerte cardiaca súbita se define como muerte no traumática inesperada en pacientes estables o clínicamente en buenas condiciones que fallecen 1 h después del inicio de los síntomas. El ritmo causal más a menudo es la fibrilación ventricular. El término paro cardiaco súbito se reserva para la reanimación exitosa de la fibrilación ventricular, ya sea de forma espontánea o a través de intervención médica (desfibrilación).
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Casi 70% de los casos de muerte cardiaca súbita son atribuibles a cardiopatía coronaria subyacente; hasta en 40% de los pacientes, la muerte cardiaca súbita puede ser la manifestación inicial de cardiopatía coronaria. Se desconoce cuál es la arritmia de inicio en la mayoría de los pacientes, pero se presume que podría ser una taquicardia ventricular monomorfa sostenida, taquicardia ventricular polimorfa o fibrilación ventricular primaria (en especial en casos de isquemia aguda). El bloqueo cardiaco completo y el paro del nódulo sinusal puede ser la causa de muerte súbita. Un número desproporcionado de casos de muerte súbita ocurre en las primeras horas de la mañana, lo que sugiere que existe una fuerte interrelación con el sistema nervioso autónomo. En pacientes < 35 años, la mayor parte de los casos de muerte súbita de origen cardiaco (SCD, sudden cardiac death) es causada por enfermedades cardiacas heredadas (síndrome de QT largo, taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica, síndrome de Brugada, HCM, miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho, miocardiopatía dilatada). A partir de los 35 años, la cardiopatía isquémica es la causa más frecuente de muerte cardiaca súbita, aunque las causas hereditarias son comunes hasta los 50 años. Las formas no hereditarias de cardiopatía también pueden provocar SCD, como las valvulopatías (estenosis aórtica, estenosis pulmonar), cardiopatías congénitas y miocarditis. La valoración rápida para excluir las causas reversibles del paro cardiaco súbito debe comenzar inmediatamente después de la reanimación. Deben realizarse estudios de laboratorio para descartar anomalías electrolíticas graves (en particular hipopotasemia e hipomagnesemia) y acidosis y para valorar los biomarcadores cardiacos. Debe tenerse precaución al atribuir el paro cardiaco solo a trastornos electrolíticos, porque las anomalías de laboratorio pueden ser secundarias a la reanimación y no ser la causa del evento. Debe realizarse un electrocardiograma de 12 derivaciones para valorar la isquemia o enfermedad del sistema de conducción. Debe valorarse la función ventricular con ecocardiografía. Debe realizarse valoración para cardiopatía isquémica arteriografía o CT coronaria para descartar enfermedad coronaria como la causa subyacente, porque la revascularización puede evitar la recurrencia. En ausencia de enfermedad coronaria, puede utilizarse resonancia magnética cardiaca con medio de contraste para valorar la presencia de una cicatriz miocárdica, que es un fuerte predictor de taquicardia ventricular recurrente/fibrilación ventricular en pacientes con miocardiopatía no isquémica.