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TRATAMIENTO INMEDIATO DE LESIONES POTENCIALMENTE LETALES

Las lesiones intraabdominales postraumáticas son lesiones comunes que ponen en peligro la vida. El abdomen abarca un área relativamente grande, que se extiende desde el vértice del diafragma hasta el nivel de las crestas iliacas. Contiene una serie de órganos y estructuras vasculares que pueden sufrir lesiones secundarias a un traumatismo y también está estrechamente asociada con estructuras torácicas y pélvicas. Cualquier lesión penetrante por debajo del nivel de la línea del pezón (a través del nivel del vértice del diafragma) justifica la valoración de una lesión intraabdominal. Tradicionalmente, los traumatismos abdominales se describen como cerrados o penetrantes, y los órganos y estructuras lesionados pueden variar en función del tipo y la localización del traumatismo. La mayor parte de los traumatismos abdominales cerrados son secundarios a colisiones de vehículos motorizados, mientras que la mayor parte de las lesiones penetrantes son predominantemente secundarias a heridas por proyectil de arma de fuego o instrumento punzocortante. Los pacientes con traumatismo abdominal requieren una valoración rápida, estabilización y consulta quirúrgica precoz cuando esté indicado para maximizar las posibilidades de un resultado satisfactorio.

Valoración

El tratamiento inicial de todos los pacientes traumatizados debe ser el mismo, valorando las vías respiratorias, la respiración, la circulación, la incapacidad y la exposición y entorno (ABCDE, airway, breathing, circulation, disability, exposures) del traumatismo. Aunque la “vía respiratoria” es lo primero en el algoritmo del traumatismo, la circulación debe valorarse simultáneamente. Desde un punto de vista realista, los principales componentes de la valoración, a saber, la circulación, las vías respiratorias y la respiración, se valoran todos en forma simultánea, y poco después se valoran la discapacidad y la exposición.

En lo que respecta a las vías respiratorias y la respiración, es importante señalar que parte de los lóbulos inferiores de ambos pulmones (en la cara posterior) se sitúan por debajo del nivel del vértice del diafragma. La disminución o ausencia de ruidos respiratorios debe hacer sospechar clínicamente de un posible neumotórax o hemotórax. En cuanto a la circulación, si hay hemorragia externa macroscópica, puede controlarse con presión directa. Se obtiene acceso intravenoso (IV), preferiblemente con al menos dos catéteres periféricos de grueso calibre (≥ 18). Si el acceso intravenoso periférico es inadecuado o imposible, se coloca un catéter venoso central o un acceso intraóseo. El umbral del profesional para colocar un acceso intraóseo debe ser bajo. Se inicia la reanimación con líquidos adecuados, ya sea con soluciones cristaloides o con sangre, dependiendo de la situación clínica.

Para la discapacidad y la exposición, el paciente debe estar totalmente desnudo. Se desviste por completo al paciente mientras se toman precauciones para prevenir o reconocer y corregir la hipotermia asociada. En especial en los traumatismos penetrantes, es crucial explorar la espalda, todos los pliegues cutáneos y las axilas. Se identifican todas las heridas y se documenta su localización. Para ...

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