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Los parásitos se presentan en dos formas distintas: protozoos unicelulares y metazoos multicelulares llamados helmintos o gusanos. Desde la perspectiva clínica, los protozoos se clasifican según su sitio de infección más importante, a saber, los protozoos intestinales como Giardia, los protozoos urogenitales como Trichomonas, los protozoos sanguíneos como Plasmodium (la causa del paludismo) y los protozoos tisulares como Toxoplasma. Este libro analiza los protozoos de acuerdo con estas categorías. En algunos contextos, los protozoos se clasifican en cuatro grupos: Sarcodina (amebas), Sporozoa (esporozoos), Mastigophora (flagelados) y Ciliata (ciliados).
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Los metazoos se subdividen en dos filos: Platyhelminthes (gusanos planos) y Nemathelminthes (gusanos redondos, nematodos). El filo Platyhelminthes contiene dos clases de importancia médica: Cestoda (tenias) y Trematoda (duelas). Esta tipificación se muestra en la figura VI–1. Los ejemplos de platelmintos de relevancia médica incluyen Taenia solium, la tenia que da lugar a la cisticercosis, y Schistosoma mansoni, el trematodo que origina la esquistosomiasis. Los gusanos redondos (nematodos) de trascendencia médica incluyen el oxiuro (Enterobius), los anquilostomas (Ancylostoma y Necator), el estrongiloides (Strongyloides; la causa de la estrongiloidiasis) y Trichinella (que produce la triquinosis).
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Comprender el ciclo de vida y la patogenia de los protozoos y helmintos requiere una explicación de ciertos términos. Muchos protozoos tienen un ciclo de vida que consiste en un trofozoíto, que es la forma móvil, que se alimenta y se reproduce, rodeada por una membrana celular flexible, y un quiste, que es la forma inmóvil, que no se metaboliza ni se reproduce, rodeada por una pared gruesa. El quiste sobrevive bien en el medio ambiente y, por tanto, a menudo está involucrado en la transmisión. Ciertos protozoos, como Leishmania y Trypanosoma, cuentan con formas flageladas llamadas promastigotos o tripomastigotos y formas no flageladas denominadas amastigotos.
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Como hecho típico, la transmisión de los protozoos intestinales ocurre por la ingestión de quistes, mientras que la de los protozoos de la sangre y los tejidos, en general, tiene lugar a través de insectos vectores como el mosquito en el caso del Plasmodium (paludismo), el insecto redúvido por lo que respecta al Trypanosoma cruzi (enfermedad de Chagas), la mosca tsetsé para el Trypanosoma brucei (enfermedad del sueño), y el flebótomo cuando se trata de Leishmania donovani (leishmaniasis visceral o kala-azar). La principal excepción a esto es el Toxoplasma, que es un protozoo tisular que, sobre todo, se transmite por la ingestión de quistes en las heces de los gatos y a través de la placenta de la madre al feto.
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La prevención de estas enfermedades implica la interrupción de la cadena de transmisión, en particular por ...