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Las infecciones oculares son graves porque pueden ir seguidas de pérdida de la visión. Tales infecciones reciben el nombre de su sitio anatómico, es decir, la conjuntivitis afecta la conjuntiva, la uveítis daña el tracto uveal (iris, cuerpo ciliar, coroides y retina) y la endoftalmitis incide en el humor vítreo o acuoso, que ocupa la mayor parte del espacio dentro del ojo. Es posible que las estructuras adyacentes se encuentren involucradas, en cuyo caso se utilizan nombres compuestos como queratoconjuntivitis y coriorretinitis.
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La mayoría de las infecciones oculares se debe a bacterias y virus, aunque también se producen algunas por hongos y parásitos. Ciertos síntomas que acompañan a las infecciones oculares, por ejemplo, “un ojo rojo”, pueden ser ocasionados por otras enfermedades, como la uveítis autoinmunitaria, el glaucoma de ángulo agudo y la úlcera corneal traumática.
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La conjuntivitis por lo general es provocada por una infección de la conjuntiva, pero de igual manera existen la conjuntivitis alérgica y la química. Es útil considerar la conjuntivitis infecciosa según la edad del paciente, a saber, la conjuntivitis neonatal (desde el nacimiento hasta las cuatro semanas de edad) y la conjuntivitis del adulto (niños mayores a adultos mayores) por separado, ya que el modo de adquisición y los tipos de microbios causales difieren.
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Ophthalmia neonatorum es otro nombre para la conjuntivitis neonatal generada por Neisseria gonorrhoeae o Chlamydia trachomatis. El empleo original del término "oftalmía del recién nacido" se refería a la conjuntivitis gonocócica, pero el uso común actual también incluye la producida por clamidia.
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El tracoma es la principal causa mundial de ceguera evitable. Es una conjuntivitis originada por ciertas cepas de C. trachomatis. Debido a su importancia, se analiza por separado en la siguiente sección.
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En la conjuntivitis neonatal, las bacterias o los virus se adquieren durante el paso por el canal del parto. La infección neonatal se obtiene de una madre que tiene una infección sintomática o que excreta el microorganismo de forma asintomática.
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En la conjuntivitis del adulto, las bacterias o los virus se contraen por interacción directa con personas infectadas o por fómites (objetos inanimados como toallas) que portan el microbio. Un modo común de transmisión es un dedo que entra en contacto con secreciones infectadas y transfiere el microorganismo al ojo. Otros factores de riesgo incluyen el uso de lentes de contacto y nadar en piscinas con poco cloro.
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Las manifestaciones clínicas más características son el ojo rojo (hiperemia) y la secreción. Cuando el ojo rojo aparece como vasos sanguíneos agrandados de modo visible, se dice que el ojo está "inyectado". La secreción en la conjuntivitis bacteriana, como en la conjuntivitis gonocócica, suele ser abundante y purulenta (figuras 80–1...