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Transfusión de sangre
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La transfusión de sangre tiene como función principal mantener el transporte de oxígeno a los tejidos. Existen dos tipos de componentes de la sangre para transfusión: sangre total y concentrado eritrocitario.
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Las unidades de sangre fresca total contienen tejido hemático no fraccionado en una solución anticoagulante con un volumen aproximado de 500 ml con hematocrito de 36 a 50% y una vigencia de seis a ocho horas. Su indicación está restringida sólo a los casos de sangrado masivo, esto debido a los riesgos que implica, como la sensibilización a antígenos, reacciones transfusionales por anticuerpos contra antígenos, enfermedades infecciosas transmisibles, toxicidad a citrato o desequilibrio electrolítico, entre otros.
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Concentrado eritrocitario
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Se obtiene después de la remoción del plasma y tiene un volumen aproximado de 230 a 330 ml, hematocrito entre 65 a 80% y vigencia desde 21 hasta 42 días.
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El ser humano tolera cifras de hasta 7g/dl, o inferiores, de hemoglobina, por lo que el nivel de ésta como tal nunca debe ser un indicador de transfusión, más bien la indicación debe estar basada en la sintomatología, lo agudo de la disminución o el estado hipovolémico asociado del paciente.
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En varios estudios se ha comprobado que el transporte de oxígeno tisular (DO2), producto del gasto cardíaco, la concentración de hemoglobina y la saturación de oxihemoglobina, permanece estable aun con hemoglobina entre 3 y 4 g/dl siempre y cuando se mantenga una concentración arterial de oxígeno adecuada. Incluso en pacientes en estado crítico en donde la saturación arterial no siempre es adecuada y los mecanismos de compensación no están intactos, se ha visto que marcar un umbral de transfusión entre Hb de 8 a 10 g/dl vs. 6 a 8 g/dl no hace ninguna diferencia en cuanto a seguridad, y además, en el grupo de pacientes menores de 55 años con una escala de APACHE II < 20, existe una reducción estadísticamente significativa en cuanto a mortalidad y disminución en el riesgo de infecciones.
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Con base en lo anterior, las recomendaciones ya establecidas para la transfusión sanguínea son las siguientes:
Transfundir con niveles de hemoglobina < 7 g/dl, excepto en casos de anemia crónica asociada a deficiencias vitamínicas.
Transfundir independientemente de los niveles de hemoglobina en pacientes normovolémicos con signos o síntomas de hipoxia tisular.
Transfundir con niveles de Hb preoperatoria < 8 g/dl en pacientes que serán sometidos a procedimiento quirúrgico de urgencia con alto riesgo de sangrado.
Transfundir con Hb < 10 g/dl en pacientes con enfermedad coronaria aguda, insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar severa y/o isquemia tisular en el grupo de pacientes mayores de 65 años.
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Una vez indicada la transfusión deben tomarse en cuenta algunas consideraciones:
Transporte. El transporte de la unidad debe ser a una temperatura mayor de ...