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Introducción

El embarazo representa un problema terapéutico único porque se trata a dos pacientes: la madre y el feto. Se calcula que 60 a 90% de las mujeres embarazadas recibe algún medicamento durante la gestación, y que 2 a 5% de las malformaciones congénitas puede atribuirse al uso de fármacos.

Los medicamentos que se administran durante el embarazo pueden afectar al embrión o feto mediante varios mecanismos, que incluyen efectos letales, tóxicos o teratógenos, constricción de vasos placentarios, producción de hipertonía uterina o de manera indirecta mediante la alteración del medio interno materno.

La teratogénesis puede definirse como la alteración morfológica, bioquímica o funcional inducida durante el embarazo, que se detecta durante la gestación, el nacimiento o con posterioridad.

En general, durante el embarazo y la lactancia sólo deben indicarse fármacos cuando sea absolutamente necesario; restringir la prescripción sobre todo en el primer trimestre e informar respecto a los peligros de la automedicación; evitar fármacos de reciente aparición; utilizar la menor dosis eficaz durante el menor tiempo posible; evitar la polifarmacia y considerar a toda mujer en edad reproductiva como una gestante potencial.

La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos clasifica los medicamentos según los riesgos potenciales de teratogénesis en las categorías que se presentan en el cuadro A-E-1.

Cuadro A-E-1

Categorías de fármacos durante el embarazo y la lactancia según la FDA.

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