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La endometriosis es un trastorno benigno frecuente que se define por la presencia de glándulas endometriales y estroma fuera de sus sitios normales. Los implantes de endometriosis se localizan más a menudo en el peritoneo pélvico, aunque otros sitios de asiento frecuente son los ovarios y los ligamentos uterosacros. Recibe el nombre de adenomiosis el tejido endometrial que está dentro del miometrio, tema que se expuso en el capítulo 9, página 213. Las mujeres con endometriosis pueden estar asintomáticas, ser subfecundas o presentar grados diversos de dolor pélvico; la enfermedad depende del estrógeno y por ello puede ser tratada con hormonas. Sin embargo, las mujeres con enfermedad rebelde a las medidas médicas pueden necesitar cirugía.
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Es difícil cuantificar la incidencia de la endometriosis, porque las mujeres que la tienen suelen estar asintomáticas. Aún más, las modalidades inmunológicas muestran escasa sensibilidad para detectar implantes pequeños (Wall, 2015). El método primario de diagnóstico es la laparoscopia, con obtención de tejido para el diagnóstico histopatológico, o sin el acopio hístico (Dunselman, 2014). Con base en la norma anterior, la incidencia anual de endometriosis diagnosticada quirúrgicamente fue de 1.6 casos por 1 000 mujeres de 15 a 49 años (Houston, 1987). En mujeres asintomáticas la prevalencia de endometriosis varía de 6 a 8%, según la población estudiada y los métodos de diagnóstico (Buck Louis 2011; Mahmood, 1991). No obstante, dado el vínculo que tiene con la infecundidad y el dolor pélvico, la endometriosis es mucho más prevalente en subpoblaciones de mujeres con ambas manifestaciones. Con base en datos de algunos estudios, la prevalencia del trastorno varía de 20 a 50% en mujeres infecundas, y en las que tienen dolor pélvico va de 40 a 50% (Balasch, 1996; Eskenazi, 2001; Meuleman, 2009). En adolescentes, Janssen et al. (2013) señalaron que 66% de las que se sometieron a laparoscopia para el diagnóstico de dolor pélvico, mostraron signos de endometriosis.
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En épocas pasadas se pensaba que la enfermedad afectaba en forma desproporcionada a mujeres de raza blanca. Estudios más reciente han arrojado resultados variables. Algunos de ellos muestran cifras mayores en blancas y asiáticas, en tanto que en otros no se han detectado diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia de la enfermedad en grupos raciales étnicos en particular (Jacoby, 2010). De las demás características, la paciente con menor masa corporal al parecer muestra una relación positiva con el riesgo de endometriosis (Peterson, 2013; Shah, 2013).
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Se desconoce aún la causa definitiva de la endometriosis, pero se han planteado algunas teorías. La más aceptada describe la participación de la menstruación retrógrada por las trompas de Falopio (Sampson, 1927). Estos fragmentos endometriales arrastrados por el reflujo invaden el mesotelio peritoneal y terminan por poseer vasos para la supervivencia y crecimiento de los implantes. Datos en favor de dicha teoría incluyen señalamientos ...