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Introducción

Los defectos que se pueden encontrar en la cabeza y el cuello se podrían dividir en tres grupos: los defectos de la cara, los defectos de la cavidad oral y los defectos combinados, por ejemplo, maxilectomía con rinectomía, maxilectomía con rinectomía y exenteración orbitaria, etcétera.

Todos estos diferentes tipos de defectos provocan que los pacientes queden imposibilitados para cumplir con sus funciones vitales, como deglutir por la vía normal, hablar con calidad y mostrar un aspecto físico satisfactorio, para así lograr que la calidad de vida sea la mejor y se puedan integrar otra vez a una vida social activa y normal.

A fin de estudiar las diferentes opciones de rehabilitación que existen, se dividen en dos tipos, intraorales y faciales, las que a su vez se dividen en intraoral, maxilar y mandibular, las intraorales, y las faciales con sus diferentes aspectos, formas y finalidades de rehabilitación.

La rehabilitación protésica maxilofacial nace con la necesidad de los cirujanos de poder cerrar todos aquellos defectos que existan, tanto intraorales como faciales, sean de origen traumático u oncológico, que son los más comunes desde el punto de vista protésico.

Según el tipo de neoplasia y su localización, se han de aplicar las diferentes variantes de tratamiento, que incluyen las iniciales, que van desde que el paciente es captado para su planeación quirúrgica, hasta cualquiera de las diferentes modalidades que existen en el mundo de la oncología, y en las cuales interviene el médico para que el tránsito del paciente sea el mejor y menos complicado para su persona. De este modo, se procede de la manera más idónea para que el resultado final sea el mejor y el individuo se reintegre a sus actividades normales en las mejores condiciones posibles y con la mayor premura.

En el caso de los defectos provocados por traumatismos, el manejo del paciente desde el punto de vista protésico se modifica, puesto que los procedimientos de reconstrucción y de manejo quirúrgico varían mucho. En estos casos, la intervención del protesista está supeditada a las necesidades del cirujano, que pueden plantearse al inicio, a la mitad del tratamiento o al final de éste, y siempre con la intención de otorgar las mejores opciones de rehabilitación, una vez conocidas las indicaciones del cirujano a cargo.

El manejo protésico del paciente traumático es muy diferente al manejo del paciente oncológico puesto que no recibe tratamiento de otras especialidades que en determinado momento pueden poner en peligro los diferentes procedimientos de reconstrucción. En este tipo de pacientes, es factible planear procedimientos a corto plazo, cosa que en algunos casos de pacientes oncológicos son inviables.

De cualquier manera, los diferentes procedimientos de rehabilitación que se efectúan con las características ya mencionadas se tienen que llevar a cabo con la única finalidad de que todos los pacientes reciban una respuesta a su problema.

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