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Introducción

La complicación del embarazo por cáncer es una eventualidad poco usual. Los tumores malignos en mujeres embarazadas tienen diferentes orígenes e involucran en su mayoría al cáncer de mama, cáncer cérvico-uterino, enfermedad de Hodgkin, melanoma maligno, leucemias, cáncer de ovario y cáncer intestinal. Desde el primer reporte de metástasis de carcinoma hepático a placenta y feto, descrito en 1866, se han documentado tan solo 14 casos de metástasis transplacentaria materno-fetal y poco más de 50 casos de enfermedades malignas maternas con metástasis a la placenta. La transmisión vertical del cáncer es rara en extremo y poco probable debido a la barrera placentaria y el sistema inmunitario fetal. Es de suponer que por su gran flujo sanguíneo, área de superficie y ambiente biológico favorable para el crecimiento la placenta sea un sitio ideal para las metástasis, pero existen factores que juegan un papel modulador no del todo conocidos que limitan la transmisión transplacentaria de las células malignas.

El diagnóstico de un cáncer durante la gestación no significa que el embarazo deba interrumpirse por necesidad y de inmediato para tratar el cáncer, ya que es posible hacerlo mientras se logra un grado de madurez fetal suficiente para garantizar la supervivencia extrauterina, casi sin ningún efecto negativo para el feto.

El embarazo representa muchos retos para los oncólogos y el obstetra por varias razones. Primero, los síntomas del cáncer y del embarazo se pueden confundir, como la náusea, el dolor abdominal, los cambios en las mamas; segundo, la exploración física se dificulta por los cambios fisiológicos de las mamas así como por el útero grávido; tercero, hay limitaciones para realizar los estudios de imagen así como una pérdida de la exactitud de los estudios bioquímicos y marcadores tumorales; cuarto, no se conoce la seguridad y efectividad de los antineoplásicos administrados durante el embarazo, y, por último, existe un gran dilema en cuanto a los riesgos y beneficios que puede ofrecer el tratamiento del cáncer así como la terminación del embarazo.1

Es importante contar con una política clara para manejar las situaciones del diagnóstico tumoral durante el embarazo, y ésta debe comenzar con la existencia de un equipo multidisciplinario que incluya ginecólogos, perinatólogos, oncólogos, radiólogos y psicólogos, que tengan pautas de actuación definidas y que hagan participar en la discusión y toma de decisiones a la madre y a los familiares. El tratamiento y conducta a seguir en los casos de cáncer y embarazo plantea problemas éticos, médicos y religiosos que afectan a la madre, el feto, su entorno familiar y al médico.

Epidemiología

En 2012 se presentaron 14.09 millones por cada 100 000 habitantes de casos nuevos de cáncer en todo el mundo; 7.4 millones de casos fueron en varones y 6.6 millones en mujeres, con un total de 8.2 millones de muertes por cada 100 000 habitantes.2 De éstos, alrededor de 20 a 30% ...

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