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Los individuos con cáncer tienen 4 a 6 veces mayor riesgo de desarrollar tromboembolismo venoso (TEV) que los individuos sin cáncer. El desarrollo de trombosis venosa profunda (TVP) en estos enfermos depende de factores protrombóticos generales como edad, inmovilización, obesidad y comorbilidades, así como de factores relacionados con el tipo de neoplasia, el uso de catéteres venosos centrales y el tipo de tratamiento oncológico que recibe cada paciente en particular. El tratamiento debe ser personalizado y depende de la causa de la trombosis, del estado general del paciente, del pronóstico, el lecho vascular afectado, del riesgo de retrombosis y del de hemorragia. La primer causa de muerte en estos pacientes es la progresión tumoral, seguida de la TEV, que ocasiona aproximadamente 10% de las defunciones.1,2 El diagnóstico de TVP proximal de extremidades inferiores se acompaña de tromboembolia pulmonar (TEP), que cursa asintomática en 50% de los pacientes.3 En individuos con tumores sólidos, pero no con linfomas o mielomas, la presencia de trombosis venosa suele ser una señal de comportamiento tumoral agresivo y de mal pronóstico.4-6
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Las principales guías publicadas llegan a conclusiones similares en cuanto a profilaxis y tratamiento de la TEV en el cáncer. Entre éstas se incluyen las guías de la Red Nacional Integral de Cáncer (NCCN), la Asociación Italiana de Oncología Médica (AIOM), la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO), la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), el Instituto Nacional de Cáncer de Francia (INCan) y las guías del Colegio Americano de Médicos del Tórax (ACCP). En este capítulo se presentan los puntos principales adaptados a México y se actualizan conceptos de tratamiento.7-10
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Generalidades de trombosis en individuos con cáncer
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Las trombosis relacionadas con el cáncer suelen ser venosas, pero el riesgo de trombosis arterial también se incrementa. Además, el riesgo de hemorragia también se encuentra aumentado, lo que complica el tratamiento. La incidencia de TEV es más frecuente en los primeros 3 a 4 meses a partir del diagnóstico de cáncer e inicio del tratamiento, y se mantiene más elevada a largo plazo.2 La incidencia de TEV en los primeros meses varía entre 2 y 8% en tumores sólidos y linfomas y se incrementa (40%) en individuos con mieloma múltiple sin profilaxis que reciben tratamiento oncológico muy trombógeno con inmunomoduladores asociados a antracíclicos o a dosis altas de dexametasona.11,12 La incidencia de TEV quizá se ha incrementado por la utilización de fármacos trombógenos.2,6 Los anticoagulantes que se utilizan en pacientes con cáncer son las heparinas no fraccionada (HNF) y de bajo peso molecular (HBPM) y los antagonistas de la vitamina K (AVK). Los inhibidores directos de los factores X y II activados aún están bajo estudio en pacientes con cáncer, por lo que no están indicados como primera línea de tratamiento ya que en la actualidad no existen antídotos para estos anticoagulantes. Es ...