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INTRODUCCIÓN

BIOLOGÍA DE LA CÉLULA CANCEROSA

Los cánceres se caracterizan por el crecimiento celular no regulado, por evitar la muerte celular, por la invasión de tejidos y la metástasis. Una neoplasia es benigna cuando crece en forma no regulada sin invadir tejidos. La presencia de ambos rasgos es característica de las neoplasias malignas. Los tumores malignos se nombran según su origen: los provenientes de tejido epitelial se llaman carcinomas, los derivados de tejidos mesenquimáticos son sarcomas y los que se originan en tejido hemopoyético son leucemias, linfomas y discrasias de células plasmáticas (incluyendo mieloma múltiple).

Los cánceres casi siempre se originan como consecuencia de alteraciones genéticas, la gran mayoría de las cuales inicia en una sola célula y por tanto son de origen monoclonal. Sin embargo, debido a que pueden ocurrir una amplia variedad de cambios genéticos y epigenéticos en diferentes células dentro de tumores malignos a lo largo del tiempo, la mayoría de los cánceres se caracteriza por heterogeneidad marcada en la población de células. Esta heterogeneidad complica significativamente el tratamiento de la mayoría de los cánceres porque es probable que existan subgrupos de células que serán resistentes al tratamiento y por tanto sobrevivirán y proliferarán aún si la mayoría de las células son eliminadas.

Pocos cánceres parecen, al menos al inicio, originarse principalmente por una alteración en un gen dominante que genera proliferación celular no controlada. Los ejemplos incluyen leucemia mieloide crónica (abl), cerca de la mitad de los melanomas (braf), linfoma de Burkitt (c-myc) y subgrupos de adenocarcinomas de pulmón (egfr, alk, ros1, met y ret). Los genes que favorecen el crecimiento celular cuando se alteran a menudo se llaman oncogenes. Se identificaron por primera vez como elementos críticos de los virus que producen tumores en animales; más tarde se descubrió que los genes virales tienen contrapartes normales con funciones importantes en la célula y que fueron capturados y mutados por los virus a su paso de un hospedador a otro.

Sin embargo, casi todos los cánceres humanos se caracterizan por procesos de múltiples pasos que involucran muchas anomalías genéticas, cada una de las cuales contribuye a la pérdida del control de la proliferación y diferenciación celulares, y a la adquisición de capacidades, como la invasión hística, el potencial de metastatizar y la angiogénesis (desarrollo de nuevos vasos sanguíneos necesario para el crecimiento tumoral). Tales propiedades no existen en la célula adulta normal de la que proviene el tumor. En realidad, las células normales tienen una gran cantidad de salvaguardas contra el daño al DNA (incluidos múltiples mecanismos de reparación del DNA y de respuesta al daño extenso al DNA), la proliferación descontrolada y la invasión. Muchos tumores malignos pasan por etapas identificables con fenotipos cada vez más anormal: de hiperplasia al adenoma, a la displasia, al carcinoma in situ...

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